48 horas en… San Petersburgo
Una escapada a la ciudad del río Neva para ver arte, ir de compras o dar un paseo en barco por los canales de la llamada ‘Venecia del Norte’, que además es Patrimonio de la Humanidad.
VIERNES
Avenida Nevski-Monasterio Alexandr Nevski (4 h)
“Venecia del norte” la llaman los amigos de ese tipo de imágenes destinadas a dar referencias, debido a que está surcada por una red de canales que hacen de ella un laberinto líquido y, dada su ubicación, propician cambios dramáticos en su fisonomía: no es lo mismo la ciudad en meses de frío, con sus canales helados que se pueden cruzar a pie, que en verano, cuando esas mismas aguas se abren a la navegación; la diferencia es tan abismal que parecen ciudades distintas. La transformación culmina en las semanas en torno al equinoccio estival, la luz apenas se apaga 3-4 horas al día y se viven días de noches blancas, motivo además de un grandioso festival.
San Petersburgo es una capital barroca, hermosa y compleja, que atesora historia pero no vive solo de ella. La mejor manera de tomarle el pulso es, sin duda, un paseo por la legendaria Nevski Prospekt, la Avenida Nevski, tan transitada por lectores del mundo entero, puesto que aparece en muchas de las obras de la literatura rusa. Sus cuatro kilómetros bastarán para entender la ciudad.
Allí, además de mucha vida y de centros comerciales tres veces centenarios, está por ejemplo la Casa del Libro, en el número 28. Una catedral del saber en frente de otra, esta religiosa, construida sobre una antigua iglesia de piedra para guardar el icono de Nuestra Señora de Kazán, cuyo nombre adopta.
En sus aledaños hay cuatro iglesias, distintas y distantes aunque integradas todas en el complejo museístico de la Catedral de San Isaac: la Catedral de la Smolny, cuyo campanario es el punto más alto para ver la ciudad; la del Salvador de la Sangre Derramada, con sus extraordinarios mosaicos y suelos de mármol; la de San Sampsón el Hospitalario, erigida por Pedro I; y la de San Isaac, con sus iconos y sus columnas de malaquita y lapislázuli y cuya columnata brinda una buena panorámica. Por cierto, que en la construcción de San Isaac participó un español, el ingeniero Agustín de Betancourt. Y otro por cierto: hay un autobús que ayuda a recorrer este ‘anillo de las catedrales’. Muy cerca, en la Plaza del Senado, ‘cabalga’ la estatua de Pedro el Grande.
Si el tiempo lo permite, bueno será terminar visitando el Monasterio y cementerio de Alexandr Nevski, donde descansan algunos de los grandes personajes de esta ciudad. Y darse un paseo en barco por los canales y ríos de San Petersburgo, única manera entender la complejidad de una ciudad rota en mil pedazos por tantos brazos de agua.
SÁBADO
Hermitage- Puente Anichkov (9 h)
La mañana del sábado ha de dedicarse al Museo Hermitage, a orillas del río Neva, formado con la colección que los zares fueron construyendo a lo largo de los siglos y que incluye más de tres millones de obras, sobre todo, pinturas. Y tan relevante como el contenido es el continente, puesto que el complejo está integrado por seis edificios de los cuales el más relevante es el Palacio de Invierno, residencia que fuera de los zares.
¿Cuántas horas hay que dedicar a la visita? No hay ni que pensarlo: todas las que se tengan serán pocas, pero algunos aseguran que para hacerse una primera y muy básica idea basta con cuatro. Y habrá que conformarse, porque fuera esperan otras citas ineludibles, como la la catedral de San Pedro y San Pablo, panteón real donde descansan los restos de los zares.
Si aún se tienen ganas de arte, hay que acercarse al Museo Ruso, que exhibe principalmente arte figurativo del país, o al Museo de Arte Contemporáneo Erarta. En busca de fragmentos de historia, una opción curiosa es aproximarse al malecón Petrogradski, donde permanece amarrado el crucero Avrora, desde donde se disparó en 1917 el cañonazo que anunció el asalto al Palacio de Invierno. O callejear siguiendo ríos y canales para admirar de cerca los muchos y hermosísimos puentes que hacen de la ciudad un lugar transitable, entre ellos, el Puente Anichkov, sobre el río Fontanka, quizá el más célebre de los muchos que existen.
DOMINGO
Admiralteisky- Petrodvorets (6 h)
Por supuesto, las que se acaban de mencionar son opciones igualmente válidas para la mañana del domingo. Como también es recomendable pasear para admirar los muchos rincones de la ciudad que merecen atención: la torre y la aguja del Almirantazgo; darse un garbeo por el barrio Admiralteisky, cerca de la Plaza Sennaya, más conocida como Barrio de Dostoyevski; o incluso curiosear en la estación de ferrocarril de Vitebsk, junto al metro Pushkinskaya, la primera de Rusia, estupendo ejemplo del modernismo ruso.
Si se puede, no hay que desaprovechar la ocasión de desplazarse hasta el Palacio de Catalina, 25 kilómetros al sureste, con sus extraordinarios parques y donde estuvo la mítica Sala de Ámbar; o, 30 kilómetros al oeste, hasta el exuberante Petrodvorets, construido “a la medida del más grande de los monarcas”. Pedro el Grande, otra vez él, lo concibió como una réplica de Versalles. No, más allá: como un palacio capaz de eclipsar a su precedente francés. No hay cierre mejor para una visita que será, sin lugar a dudas, inolvidable.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Las líneas regulares no ofrecen vuelos directos entre Madrid o Barcelona y San Petersburgo, siempre es necesario hacer escala bien en Moscú bien en algún aeropuerto europeo.
Cómo moverse
La ciudad del Neva es para andarla: las distancias son relativamente cortas, y los paseos siempre merecen la pena. En cualquier caso, siempre existe a posibilidad de recurrir al metro, que presume de ser el más profundo del mundo y cuyas estaciones, aunque menos espectaculares que las de Moscú, fueron concebidas como palacios del pueblo.
Dónde dormir
El Gran Hotel Europa ha sido sinónimo de lujo y exquisitez durante más de cien años. Más coqueto, el hotel boutique Alexander House, y, en la misma línea, el Tradición. Si se buscan alojamientos más asequibles, dos bed&breakfast: B&B Assembly y 5 Sovetskaya, ambos en pleno centro.
Dónde comer
Cháinaya Lozhka (La Cucharita, teaspoon.ru) y Pirogi Stolle (Empanadas, stolle.ru) son dos cadenas, la primera de comida rápida, la segunda más reposada, nativas de San Petersburgo y empeñadas en recuperar la tradición. Comida rusa tradicional sirven también en el Restaurante 1913 (ru.restaurant-1913.spb.ru), así como en Russkaya Riumochnaya nº1 (vodkaroom.ru). Y el capricho: cenar, el restaurante oficial del teatro Mariinsky.
Compras
La vía comercial más relevante es, sin discusión, la Avenida Nevsky, tanto por las tiendas que en ella abren sus puertas como por dos grandes almacenes históricos que allí se encuentran, Gostiny Dvor y Passazh. Mucho más recientes son Galería y Stockmann, ambos situados cerca de la plaza Vosstania. Y en otra plaza, Sennaya, además de un mercado de alimentos y otro de ropa, se encuentran los grandes almacenes Pik y Sennaya.
Ocio nocturno
Muy cerca de Nevski Prospekt están Da Vinci, Taleon, en el hotel del mismo nombre, y Picasso. Fuera del cogollo, los habituales de Drago (drago.ru) destacan sus cócteles, y los de Metro Club (metroclub.ru), en cuyos tres niveles suena tres tipos de dance music: rusa, R&B o europea.
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