A Machado le gustaba ir ligero de equipaje viajando en su vagón de tercera. A él le parecía que iba “como una centella”, pero no lo sería tanto. El que hoy lleva el nombre de una de sus grandes obras, Campos de Castilla, va a otro ritmo, pero subirse en él es la mejor forma de acercarse a esta ciudad “tan bella como la luna” e ir poco a poco descubriendo al gran Machado a través de sus obras y sus vivencias en tierras sorianas.

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El viaje comienza en Madrid y avanza por la llanura castellana hasta llegar a Sigüenza, donde suben al tren unos curiosos pasajeros que parecen sacados de otra época. Son un revisor, una dama de buena planta y una mujer de campo que animan el trayecto en el tren con sus historias, sus recuerdos y los relatos de los poemas de Machado. Así se alcanza Soria, la ciudad a la que llegó el poeta en 1907 tras obtener cátedra para impartir clases de francés; la ciudad en la que se enamoró de una adolescente Leonor y la ciudad en la que viviría las luces y las sombras. Después de probar en la estación unas delicias gastronómicas de la tierra -la mantequilla dulce, los torreznos o el vino, arranca con buen sabor de boca el itinerario que sigue los pasos de Machado:

A ORILLAS DEL DUERO
El paseo que discurre por la orilla del Duero hasta la ermita de San Saturio es el lugar machadiano por excelencia en Soria. Resulta fácil encontrar la inspiración caminando por esta ribera de álamos dorados entre las ruinas del monasterio templario de San Polo y San Saturio, donde los enamorados, hoy como ayer, graban sus iniciales en las cortezas de los árboles, aunque ahora también se juren amor eterno colgando un candado en la pasarela metálica que une las dos orillas del río. Aquí paseaba con su amada Leonor (“¿No ves, Leonor, los álamos del río con sus ramajes yertos? Mira el Moncayo azul y blanco; dame tu mano y paseemos”) y aquí soñó algunos de sus poemas más memorables. Al final del paseo está la ermita, cuya gruta fue hogar del ermitaño Saturio, hasta los años noventa también de los santeros que durante siglos cuidaban de ella y hoy del encargado de recibir a los viajeros para contarles historias y leyendas de esta ermita colgada sobre la peña que vigila el Duero desde las alturas. En el otro extremo de la senda espera San Juan de Duero, al pie del enigmático Monte de las Ánimas, donde Bécquer encontró argumento para algunas de sus leyendas. Hasta este antiguo monasterio de la orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén hay que llegar para contemplar su claustro de arcos entrelazados abierto al cielo, único por su variedad de estilos e influencias, y su iglesia, austera, pero con dos templetes que más parecen obra de bordadoras que de picapedreros.

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INSTITUTO ANTONIO MACHADO
A pocos pasos de la iglesia románica de Santo Domingo, donde se dejaba ver Machado acompañando a Leonor y cuya fachada es uno de los más magníficos ejemplos de la escultura monumental románica, todo un libro en piedra de los pasajes de la Biblia, hay que tomar la calle Aduana Vieja para llegar al instituto que lleva el nombre del que fue su ilustre profesor de francés. Junto a la puerta hay un busto del poeta, obra de Pablo Serrano, y un poco más allá, otra escultura del poeta posando como para la foto. Dentro, este antiguo convento de jesuitas acoge un aula-museo dedicado a Machado que muestra fotos de su vida en Soria e incluso las calificaciones que ponía a sus alumnos.

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LA CASA DE LOS POETAS
A Antonio Machado, pero también a otros grandes líricos que cantaron a Soria como Gustavo Adolfo Bécquer y Gerardo Diego –sentado con un libro en las manos a su puerta-, está dedicado este espacio expositivo que ocupa la tercera planta del Casino o Círculo Amistad Numancia, lugar de tertulia y de partidas de mus que frecuentaban los intelectuales y gentes de postín de la época y que guarda ese ambiente de los cafés del siglo XIX. En la Casa de los Poetas, espacios envolventes, grabaciones sonoras, fotografías, libros y audiovisuales componen la que es una experiencia emocional para sentir y disfrutar la poesía.

SANTA MARÍA LA MAYOR
Caminando por el Collado, la principal arteria de Soria, peatonal y con soportales, se llega en un breve paseo hasta la plaza Mayor, típicamente castellana. A ella se asoman el antiguo Ayuntamiento, hoy Palacio de la Audiencia, con el reloj al que cantó Machado; el nuevo, con el escudo de los doce linajes sorianos, el Arco del Cuerno, la fuente de los Leones y la iglesia de Santa María la Mayor -que fue antes de San Gil-, donde se celebró la boda de Machado y Leonor y donde, tres años y tres días después, tuvo lugar el funeral de ella. A pocos pasos de la portada meridional, una escultura de bronce la muestra tal como iba el día de su boda, donde hay que hacerse el obligado retrato con la enjoyada novia.

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MIRADOR DE LOS CUATRO VIENTOS
En un lugar alto y un poco apartado del casco urbano está la ermita barroca del Mirón, por donde Machado y Leonor paseaban esperando encontrar “otro milagro de la primavera” cuando ella estaba enferma al final de sus días. Una moderna escultura con la silueta de la pareja los recuerda, mientras se admira la vista más completa de Soria, a un lado la panorámica de la ciudad; a los pies, el Duero y frente ella, el parque del Castillo, coronado por el parador que, como no podía ser de otro modo, lleva el nombre de Antonio Machado.

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CEMENTERIO DEL ESPINO
La tragedia de Leonor Izquierdo tiene su final en este lugar donde una lápida de mármol blanco con un breve epitafio (“A Leonor, Antonio”) la recuerda. Junto a la iglesia que acoge a la patrona de Soria, la Virgen del Espino, se sitúa ese “olmo seco, hendido por el rayo” al que Machado dedicó su conocido poema.

LA LAGUNA NEGRA
Emulando ese viaje que hizo Machado en 1910 al nacimiento del río Duero y que le inspiró su romance de La Tierra de Alvargonzález, el itinerario continúa el domingo en un bus que traslada a los viajeros hasta esta oscura y enigmática laguna a los pies del pico Urbión. No hay que hacer ningún esfuerzo para llegar hasta ella y eso que se encuentra encajada a 2.000 metros de altura entre paredes graníticas y bordeada por infinitos pinares. Cuando se tiene ante los ojos esta “agua pura y silenciosa/ que copia cosas eternas; agua impasible que guarda/ en su seno las estrellas” solo queda la contemplación.

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LA INDOMABLE NUMANCIA
La última de las paradas de este recorrido de fin de semana es la que se lleva hasta el pueblo de Garray, a solo 7 kilómetros de Soria. En un cerro que domina la confluencia del Duero y el Tera se descubren las ruinas de la ciudad que humilló a Roma durante veinte años. Su área excavada permite admirar aceras empedradas, murallas, termas, aljibes, casas y restos de dos ciudades: la celtíbera, que fue destruida, y la romana, que se levantó sobre la anterior. Piedras que hacen de la visita un auténtico viaje en el tiempo antes de poner fin a este periplo por tierras sorianas.

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INFORMACIÓN PRÁCTICA

El Tren Campos de Castilla circula de mayo a noviembre uno o dos fines de semana al mes. El paquete turístico incluye:

-Viaje de ida y vuelta en tren regular Madrid-Soria-Madrid
-Degustación de productos típicos sorianos
-Amenización teatral en el trayecto Sigüenza-Soria
-Traslado en bus y visita a la ermita de San saturio y San Juan de Duero
-Traslado en bus al hotel
-Visita guiada al centro histórico de Soria, Aula Machado y Casa de los Poetas, incluyendo actividad cultural
-Visita guiada a la Laguna Negra
-Visita guiada al yacimiento arqueológico de Numancia
-Pasaporte del viajero: promociones y descuentos y hostelería y comercio
-1 noche de alojamiento en hoteles de 2 ó 4 estrellas en habitaciones dobles con desayuno incluido

Precio:
105 € (En hotel de 2 estrellas)
120 € (En hotel de 4 estrellas)

Más información
Soria Vacaciones y Turismo de Soria

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