Placeres gourmet para una escapada gastronómica a la Costa Daurada
Por sus buenos vinos y sus cavas, sus productos con denominación de origen o sus fiestas gastronómicas, la Costa Daurada es una tierra con mucho sabor donde trazar un sugerente periplo gustativo. Te damos las pistas para sacarle jugo.
Saborear un vino es paladear un paisaje y en la Costa Daurada este aforismo es una certeza que justifica en sí misma la escapada. En estas tierras, el cultivo de la uva y la elaboración de vino es una actividad que viene de antiguo. De ello da testimonio la Cartuja de Santa María de Escaladei, donde nació esta tradición vitivinícola en el Priorat, también las “catedrales del vino” de célebres arquitectos como César Martinell o Josep Puig i Cadafalch, pero, sobre todo, las cinco denominaciones de origen que producen las comarcas de la región: Priorat, Montsant, Penedès, Conca de Barberà y Tarragona. A ello se suma que parte de este territorio está incluido dentro de la Denominación de Origen Cava, el espumoso de origen catalán. Como el vino, estos son otros alicientes con mucho gusto para un recorrido por la Costa Daurada.
Bodegas modernistas
Engarzadas como cuentas de un rosario, las bodegas modernistas de Tarragona configuran el hilo conductor de una de las rutas más deliciosas que pueden realizarse en Cataluña. La belleza arquitectónica de estas "catedrales del vino" es especialmente prolífica en las comarcas de la Conca de Barberà, el Priorat y el Alt Camp como consecuencia del auge del cooperativismo agrario catalán desde finales del siglo XIX. El Celler del Sindicat Agrícola de L’Espluga de Francolí, obra de 1912 de Domenech i Roura, que acoge un museo del vino; la Cooperativa Agrícola de Barberà de la Conca; la bodega del Sarral; la Cooperativa de Rocafort de Queralt -la primera construcción de uso agrícola diseñada por Martinell o Brunet, y quizá su obra más emblemática-, la de Falset, un edificio modernista de 1919 construido por un discípulo de Antoni Gaudí, Cèsar Martinell; y la de Vila-Rodona, de Martinell i Brunet son las más representativas.
Platos y dulces tradicionales
Entre los platos ineludibles que no hay que perderse, el rossejat de fideos, elaborado con fumet (caldo) de rape, congrios, galeras y cangrejos; el suquet de pescado (antigua olla de pescadores) y los arroces marineros. El xató (una ensalada de escarola, bacalao, anchoas y atún) de El Vendrell y la salsa romesco son otros referentes culinarios. En el interior hay que probar el civet de jabalí, los pies de cerdo con caracoles o la tortilla en salsa de Ulldemollins. Para los más golosos esperan dulces como el menjar blanc de Reus, las orelletes, los bufats y los celebérrimos carquinyolis, una especie de pastas secas.
Calçotadas, xatonadas y otras jornadas gastronómicas
Casi todos los municipios de la región celebran jornadas gastronómicas para dar a conocer sus especialidades locales. Más que famosas son las calçotades de la localidad de Valls en enero y las xatonadas populares del Baix Penedès en febrero y marzo. Otras de las más destacadas son las del calamar en Salou, del pulpo en Mont-roig del Camp, del atún en L’Hospitalet de l’Infant y del aceite, de noviembre a febrero, en las cooperativas. En el mes de mayo, Tarraco a taula permite degustar recetas romanas actualizadas.
De bodega en bodega por el Priorat
Una cincuentena de bodegas visitables enmarcadas en la DOC Priorat y DO Montsant presume de tener el Priorat. La de la Cooperativa Agrícola Falset-Marçà, una de las “catedrales del vino” resulta imprescindible por su arquitectura modernista, pero también por las visitas guiadas y teatralizadas que brinda y que incluyen cata de vino y vermut. Si camino a Porrera, otra buena dirección es la bodega Ferrer Bobet, un moderno edificio de crital mimetizado con el paisaje; en Gratallops vale la pena acercarse al Celler Cecilio, en activo desde 1942, cuya visita a la bodega, a las viñas y la cata es gratuita. Próxima a La Vilella queda la vanguardista de Buil & Giné, donde además comer en su coqueto restaurante o recorrer en segway la finca. Como punto y final, el Cellers de Scala Dei, cuyas instalaciones ocupan las antiguas dependencias de los monjes del monasterio. Fue la pionera en el embotellado de vino en el Priorat y su cava data del siglo XVII.
Visita a las cooperativas de aceite del Priorat
Con más de 3.500 hectáreas de olivos, la comarca del Priorat presume de producir uno de los mejores aceites de oliva virgen extra de España, especialmente de la variedad arbequina. Merece la pena hacer en coche la ruta que une algunas de las poblaciones oleícolas más encantadoras de la zona. El recorrido comienza en Ulldemolins, donde visitar la Cooperativa Agrícola Sant Jaume Apòstol, que produce aceite ecológico; y continúa en el pueblo de Margalef, que acoge el Centro de Interpretación del Aceite y de las Economías Productivas de la Sierra del Montsant. A continuación se van descubriendo el molino de la Cooperativa del Camp de La Bisbal de Falset, la Cooperativa Agrícola y el molino de Miró Cubells, en el municipio de Cabacés, además del Molí Gratavinum de La Vilella Baixa y el molino de La Vilella Alta. Las cooperativas de Sant Bartomeu del Masroig, en La Figuera, y la de La Serra d’Almos completan la ruta.
Productos gastronómicos certificados
Para llevar a casa como recuerdo o para degustar in situ, nada como los productos con denominación de origen certificada. Son el aceite de Siurana, los calçots de Valls, las patatas de Prades, el peix blau (sardina) de Tarragona y las avellanas de Reus.
Más información: Turismo de Costa Daurada
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