Toulouse-Lautrec te invita a Albi
Por conocer esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad y contemplar la colección más importante del mundo dedicada al pintor en el museo que lleva su nombre y acaba de reabrir sus puertas, la ciudad francesa es un destino imprescindible para los amantes del arte en mayúsculas.
Hace menos de dos años, la ciudad francesa de Albi, orgullosamente situada sobre la orilla del río Tarn y cuyo nombre se debe al color rosado de la arcilla con la que se construyó cada uno de sus edificios, fue nombrada Patrimonio Mundial de la Unesco. Hoy, esta ciudad marcada por la historia poseedora de un extraordinario patrimonio artístico, cuyas joyas más preciadas son la Catedral de Santa Cecilia y el Museo Toulouse-Lautrec, vuelve a ser noticia, porque este museo dedicado al artista que mejor supo retratar el París bohemio de finales del XIX, reabre con nuevos espacios.
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Precisamente sobre el palacio-fortaleza episcopal erigido en el siglo XIII y convertido en museo de este mito de la Historia del Arte se estructura la ciudad que le vio nacer. El Palacio de la Berbie es testigo del antiguo poderío de los obispos de Albi y fueron los sucesivos prelados los que lo transformaron y ampliaron hasta el siglo XVIII convirtiéndolo en un palacio de recreo con salones de gala y jardines a la francesa.
En su interior, y gracias al legado de los padres de Henri Toulouse-Lautrec, nacido en el seno de una familia aristocrática, se guarda la colección más importante del mundo sobre el pintor. Más de 1000 obras, cuadros, litografías, diseños y estudios preparatorios cuyos 31 carteles permiten un enfoque completo y documentado del artista, e ilustran de manera ejemplar cada una de sus facetas y de su talento multiforme e innovador.
Además de poder contemplar algunas de sus obras más célebres, como Mujer subiéndose las medias, Anglaise du Star, La modista o El diván japonés, en sus salas, ordenadas de modo cronológico, también se exhiben sus cuadros de juventud, sus retratos, escenas del Montmartre bohemio, de los teatros y cabarets de París, de sus burdeles, y una colección de carteles consagrados por el artista francés a las estrellas de la noche parisina en lugares tan míticos como el Moulin Rouge, el Mirliton, el Moulin de la Galette o Le Chat Noir.
Entre los nuevos espacios creados tras unas obras de restauración que han durado 11 años, las salas de la primera planta, situadas alrededor del Patio de Honor, acogen el final del recorrido por la obra de Toulouse-Lautrec. En la segunda planta se exhiben las colecciones de arte moderno: Degas, Bonnard, Vuillard... El ala Stainville alberga el gabinete de dibujos. En el sótano se ha instalado una sala de exposiciones temporales, con tres pequeños gabinetes y una galería de presentación de obras de pequeño formato. La primera muestra temporal, que se inaugura el 26 de mayo, está dedicada a los maestros de la estampa japonesa y en septiembre se abrirá la muestra La Belle Époque de Jules Chéret, considerado el padre del cartel artístico. El nuevo museo cuenta con auditorio, almacenes, talleres pedagógicos, centro de documentación, tienda...
Junto a las obras de Toulouse-Lautrec, el museo ha ido enriqueciendo sus fondos con compras como las de la colección de Maurice Joyant, amiga del pintor; con préstamos y depósitos del Museo d'Orsay de París, así como con una colección de arte antiguo, con obras de Francesco Guardi, Georges de La Tour...
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Museo Toulouse-Lautrec