El rincón más secreto de la Alhambra
Durante el mes de noviembre, las Casas del Partal abren excepcionalmente al público, un espacio cerrado habitualmente a las visitas.
El patio de Lindaraja es el acceso a este espacio que durante todo este mes permite adentrarse en un rincón desconocido para la mayoría. Y es que no son muchos los que han podido pasear por esta área de jardines y explanadas en torno a los restos de un viejo palacio, porque, por motivos de conservación, permanece cerrado. Este mes de noviembre será una excepción y los martes, miércoles, jueves y domingos con la sola presentación de la entrada general sus puertas están abiertas.
Los jardines se diseñaron en el primer tercio del siglo XX integrando restos arqueológicos y arquitectónicos, pero por la tipología decorativa del conjunto, su construcción se atribuye a la época de Muhammad III (1302-1309) y es muy probable que se trate del primer asentamiento palaciego planificado por los nazarís.
Junto al pórtico del palacio se encuentran cuatro casas moriscas independientes, aunque algunos investigadores han señalado la posibilidad de que fueran tres, todas ellas con dos plantas y sin patio. En el interior de una de estas casas se conservan restos de la pintura exterior del pórtico, así como una decoración mural con escenas cortesanas nazarís. Se trata de pinturas al temple sobre estuco, divididas en tres registros horizontales: las del friso inferior, con escenas de caza; el intermedio, botín y regreso al campamento; y el friso superior con escenas festivas.
Estas interesantes pinturas describen aspectos de la vida de entonces, desde las vestimentas hasta cómo podía ser una fiesta. Todo un ejemplo contra la tradicional idea de la prohibición coránica de hacer representaciones humanas, ya que en realidad lo que señala el Corán es la prohibición a la idolatría.
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