Descubre la Polonia más espiritual

Tras la reciente beatificación de Juan Pablo II, anímate a hacer una escapada a su país natal para descubrir sus raíces culturales y espirituales y conocer los lugares que frecuentamente visitaba.

por hola.com
El punto de partida de esta ruta tiene que ser Wadowice, su pueblo natural, donde Juan Pablo II pasó 18 años de su vida. Y una de las primeras visitas, la iglesia parroquial de Santa María, en la que fue bautizado el 20 de mayo de 1920 y que está situada junto a la plaza del pueblo, donde los niños del barrio, entre los que se encontraba el pequeño “Lolek”, como recuerdan a Karol Wojtyla sus amigos, jugaban al fútbol. En el número siete de la calle Koscielna se ubica el pequeño apartamento en el que vivía la familia Wojtyla, hoy convertida en casa-museo, donde es más que recomendable probar los famosos pasteles kremówka o pasteles del Papa que elaboran las monjas nazarenas que cuidan del lugar.

A unos quince kilómetros de Wadowice se encuentra el santuario de la Pasión y de la Virgen Kalwaria Zebrzydowska, inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Y ya más próximo a Cracovia, el santuario de la Misericordia Divina en la colina de Lagiewniki, establecido por Juan Pablo II durante su visita en Polonia en agosto de 2002.

Siguiendo los pasos de Karol Wojtyla se llega hasta la que fue antigua capital de Polonia, Cracovia y a la que nombró “la ciudad de mi vida”. Un paseo por las calles de la ciudad medieval, también en la lista de la Unesco, descubre lugares como el Teatro de Słowacki, la Universidad Jagielloński y la Basílica de Santa María en la Plaza Mayor, antes de llegar al castillo de Wawel, situado en la colina al lado del río Vístula.

Karol Wojtyla pasó 40 años de su vida en Cracovia, los años de la juventud. Aquí encontró su ‘camino’, aquí se formó su personalidad, aqui vivió más tiempo que en cualquier otro lugar. En Cracovia se respira a Juan Pablo II y cada rincón evoca su espíritu: la casa en la calle Tyniecka donde vivió con su padre, la cantera Zakrzówek donde trabajó como obrero, la fábrica Solvay – una química que ya no existe, (cerca del actual santuario de la Misericordia), el Palacio Arzobispal, donde recibió las órdenes sagradas y donde vivió como obispo y cardenal hasta su partida a Roma en 1978, el Seminario Mayor, la Catedral de San Estanislao, en la que ofició su primera misa...

Una vez en Cracovia tienes que pasear también por su plaza del Mercado, un enjambre de tenderetes con artesanía basada en la madera y el vidrio, contemplar la Torre del Ayuntamiento, prestar atención al sonido del legendario ‘Hejnat’ -tocado cada hora en vivo con una corneta a los cuatro puntos cardinales desde la iglesia de Santa María-, llegar hasta la ciudadela Wael, donde se encuentra el castillo que antaño señorial residencia de los Jagellones y, en las proximidades, acercarte a la antigua mina de sal de Wieliczka, excavada hace 700 años y todavía en explotación, que también la Unesco ha querido reconocer como lugar único en el mundo.

Aunque recorrió toda Polonia, por próximidad a Wadowice y Cracovia, Juan Pablo II solía descansar y practicar senderismo en los montes Tatra, a cuyos pies se encuentra de Zakopane, una de las ciudades más visitadas del país por su aire alpino, por el estilo pintoresco de sus calles, donde todas sus casas de madera son de una belleza única, y por sus pistas de esquí. Pero, también, porque es el punto de partida de la mayoría de itinerarios hacia los Tatra. Hay rutas para todas las dificultades y gustos, incluso paseos en coche de caballo para los más perezosos. También hay un teleférico que lleva hasta Kasprowy Wierch, a casi a 2.000 metros de altura donde puedes contemplar unas espectaculares vistas de las dolinas o valles del entorno, como las de Olczyska o la Koscieliska.

A medio camino entre Cracovia y Varsovia está el santuario de Tchestockowa, visita obligada para todo buen peregrino que quiera entrar en contacto con la manera como el pueblo polaco vive su devoción a la Virgen María y su fe católica. Y ya en Varsovia hay que caminar tranquilamente por su casco antiguo, también declarado Patrimonio de la Humanidad. Gran parte de su centro histórico fue reconstruido de manera magistral después de la 2ª Guerra Mundial, dando a sus calles y plazas un aire muy acogedor. Además de sus edificios de herencia comunista, el Palacio Real y los jardines y palacetes, algunos de los cuales son impactantes por su belleza, el paseo debe incluir la plaza Piłsudski, donde el Juan Pablo II celebró su primera misa el 2 de junio de 1979 durante su primera peregrinación por Polonia y en la cual pronunció su frase: “Que descienda el espíritu del Señor y que cambie la faz de la tierra, de esta tierra” y que según muchos dicen dio lugar a los muchos cambios que se produjeron en Polonia en los años ochenta.

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