Los grandes maestros impresionistas, en la Fundación Mapfre de Madrid

La muestra, abierta al público hasta el 22 de abril, está compuesta por 90 de las grandes obras de Manet, Monet, Renoir, Sisley, Pisarro o Cézanne, entre otros, y recorre la historia del más importante movimiento artístico moderno a través de los fondos del Musée D’Orsay de París.

by hola.com

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Es la primera vez que un conjunto de obras de los grandes maestros impresionistas se presenta en España. Y todo es gracias a que el Musée d'Orsay de París está en obras este año y la Fundación Mapfre ha querido coger el testigo y exponer una parte de sus fondos, inédita en nuestro país. Se trata, por tanto, de una ocasión única para contemplar, a través de esos cuadros, una visión global de este movimiento artístico que cambió la percepción del mundo marcando el camino de la modernidad.

La cita con los impresionistas supone un encuentro, no sólo con una escuela o un movimiento artístico único, sino con una nueva interpretación de la vida, expresada tanto a través de la pintura de intensos paisajes rurales y urbanos como de testimonios sociales en sus interiores y retratos imperecederos.

Bajo el título Impresionismo. Un nuevo Renacimiento se presentan obras maestras de los grandes representantes de este movimiento, pero también de aquellos otros artistas que, en los mismos años, también intentaron, aunque desde otros lenguajes, una renovación de la pintura que fuera más acorde con el mundo moderno.

La exposición comienza y se cierra con uno de los pintores más misteriosos e influyentes de la renovación del arte, Édouard Manet. Su obra El Pífano, pintada a su regreso de un viaje a España, donde descubrió a Velázquez, es la obra que mejor resume su complejidad artística, su revolucionaria modernidad y su apego a la tradición. Quien tampoco pudo escapar a la influencia del gran maestro español, fue Whistler, como demuestra el mítico retrato de su madre, Arreglo en gris y negro nº1.

Las primeras tentativas de formación de un grupo de vanguardia aparecen reflejadas en esta exposición a través de La Escuela de Batignolles. El gran cuadro de Fantin-Latour Un taller en las Batignolles coloca a Manet como centro y alma del grupo, a pesar de que nunca quiso exponer con ellos. Por su parte, El taller de Bazille, de Bazille, así como los retratos de Renoir, Bazille o Monet, realizados entre ellos, muestran la gran connivencia del grupo.

Estos jóvenes artistas buscaban un camino en el que desarrollar sus inquietudes artísticas, dentro de un panorama artístico marcado por el academicismo del gran Salón de París, en el que reinaban artistas como Bouguereau o Cabanel que también intentarían su personal asalto a la modernidad. El Salón, sin embargo, también acogía propuestas más innovadoras, como las grandes obras de Puvis de Chavannes, Le Pigeon y Le Ballon, alegorías del asedio de París en 1871, así como Mujeres a orillas del mar.

La historia del impresionismo clásico se recorre en esta exposición a través de obras imprescindibles en la historia del arte, lo que pone también de manifiesto la importancia del Musée d´Orsay como el gran referente mundial de este periodo.

Monet se presenta como el artista más virtuoso, sensual y delicado, tal como se pone de manifiesto en obras como La gare Saint-Lazare, Les regates à Argenteuil o La rue Montorgueil. Las grandes series fluviales sobre el Sena en Argenteuil, en Vetheuil, en Champrosay, que pintaron de forma coetánea Monet y Renoir, plasman a la perfección la técnica impresionista. Frente a la fuerza de Monet, Renoir aparece como un artista más sensual, más delicado en sus retratos, como evidencia El columpio.

Sisley, por su parte, destaca por su gran rigor compositivo, demostrado en sus obras como La neige à Louvenciennes. Por su parte, Berthe Morisot, resume con su obra La cuna el lugar que ahora comienzan a reclamar las mujeres artistas.

La complicidad de Cézanne y Pisarro se muestra al comparar obras como La casa del ahorcado, del primero, y Los tejados rojos, de Pisarro, que muestran una composición muy similar. Pero el sentido constructivo de Cézanne, enfatizado por la plenitud de sus pinceladas, se pone de manifiesto de manera muy especial en sus bodegones y en sus últimas obras, como El puente de Maincy y El golfo de Marsella visto desde L´Estaque.

Frente a la renovación estilística de Monet, Renoir o Cézanne, Degas representa la renovación del clasicismo. Su modernidad se apoya en una estética fragmentaria, que le permite crear la ilusión de representar un instante de la vida moderna.

La exposición, que viajará posteriormente a Estados Unidos, cierra brillantemente con obras de Manet: Retrato de Georges Clemenceau, La mujer de los abanicos -retrato de la excéntrica Nina de Callias- o Retrato de Stéphane Mallarmé.

De forma paralela a la exposición la Fundación Mapfre ofrece visitas-taller a familias. A través de grandes obras maestras del impresionismo, los niños profundizarán en aspectos tan importantes como el color, la luz, la pintura al aire libre o la vida moderna. La duración es de dos horas y el precio de 4 € por persona.

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Impresionistas. Un nuevo Renacimiento
Fundación Mapfre (Madrid)

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