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A Milán puedes viajar a ver su monumental catedral gótica, a contemplar La Última Cena, obra maestra de Leonardo da Vinci en la iglesia de Santa María de las Gracias, a deambular por las artísticas galerías de Vittorio Emanuele donde se reúnen algunos de los cafés y comercios más conocidos de la ciudad, a asistir a alguna ópera en el gran Teatro de la Scala, pero, sobre todo, a descubrir las tiendas más exclusivas en la ciudad de la moda.

Coge el primer vuelo a la capital de la Lombardía y, una vez allí, con la tarjeta de crédito en la mano, tienes que dirigirte hacia el llamado Quadrilatero d’Oro, donde encontrarás todos los trapitos con los que has soñado. Este espacio lo conforman las calles Montenapoleone, Della Spiga, Manzini y Sant’Andrea y en ellas se concentran las más prestigiosas boutiques y show rooms del mundo, los accesorios más lujosos, las joyas más espectaculares… Todo un mundo de ostentación que parece haber sido ideado para dejar a cualquier mortal con la boca abierta.

La Via Montenapoleone es la calle más importante del Cuadrilátero de Oro, donde abren sus puertas Gucci, Luis Vuitton, Prada, Tanino Crisci, Valentino, Salvatore Ferragamo, Tanino Crisci o Cartier. La Via della Spiga ha sido la elegida por otras grandes firmas como Sergio Rossi, D&G, Krizia, Gianfranco Ferré, Tod's, Genny, Bottega Veneta , Prada, Chopard o Bulgari. Armani se ha convertido en el rey de la Via Manzini, con una tienda multi-concepto, un restaurante japonés de lujo, un show room y una cafetería. Y en la Via Sant’Andrea encontrarás tiendas tan famosas como Armani Chanel, Fendi, Kenzo, Moschino, Hermés o Trussardi.

Recorrido el Cuadrilátero, aunque sólo sea para mirar, si no puedes permitirte pagar precios tan altos, no te preocupes porque hay tiendas más asequibles y populares –como H&M, Footlocker, Zara…- repartidas en torno a otras cuatro calles importantes: Corso Vittorio Emanuele, Corso Buenos Aires, Via Torino y Corso di Porta Ticinese. Y siempre te queda el recurso de salir fuera del casco histórico para comprar en los numerosos outlets ropa de grandes diseñadores de temporadas pasadas a precios más económicos o pasarte por los mercados callejeros, especialmente el de la Via Painiano, que pasa por ser el más grande de la ciudad y donde algunos puestos ofrecen ropa de segunda mano de importantes marcas.

Las más exclusivas boutiques de moda italiana también presiden las calles más elegantes de Roma. Condotti, Borgognona y Frattina, tres vías paralelas que convergen en la del Corso y arrancan en la plaza di Spagna, son las que desatan las pasiones más consumistas en esta ciudad. De ellas, Condotti es la más elegante, con lujosas tiendas, como Bulgari –que inauguró en 1905 en este lugar su atelier-, Hermés, Cartier, Ferragamo y la histórica sastrería masculina Battistoni, favorita del Duque de Windsor. En Via Borgognona encontrarás, entre otros, Ferré, Fendi, Laura Biagiotti -la reina del cashemere- y el joven diseñador romano Gai Mattiolo; mientras en Via Frattina toman asiento Tiffany, Versace y Byblos.

Más allá de Italia, casi todas las grandes ciudades europeas tienen sus calles comerciales más elegantes y exclusivas. Si viajas a París, tu referencia es la avenida Montaigne, entre los Campos Elíseos y el puente del Alma, donde prestigiosas casas de alta costura toman asiento en lujosos edificios históricos. En la cara y exclusiva Bahnhofstrasse de Zurich se alinean tiendas como Appel Store, Chanel, Louis Vuitton, Tiffany, Dior o Salvatorre Ferragamo hasta llegar a Paradeplatz, una de las plazas más famosas de Suiza, cercana al lago de Zurich, y un lugar imprescindible para comprar chocolate en la confiserie Sprüngli.

En Ginebra la referencia es la Rue du Rhône, en Amsterdam, Hoofstraat y Parizska en Praga. Y no te pierdas la glamourosa Bond Street, en el elegante barrio de Mayfair, si has pensado ir de compras por Londres y cruzarte con alguna de las celebridades locales. Más cerca, pero también para bolsillos holgados quedan Ortega y Gasset y Serrano, en la milla de oro madrileña, y el Paseo de Gracia en Barcelona.

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