A la mesa con todos los sentidos

Alta cocina en un auténtico hotel de lujo, ¿existe una combinación más perfecta? Te ofrecemos una selección de los mejores restaurantes de hotel, algunos capitaneados por chefs de gran prestigio.

por hola.com

Sant Celoni  (Madrid)
Cuando uno entra en el restaurante del lujoso hotel Hesperia, en pleno Paseo de la Castellana, no puede evitar pensar que este espacio ha sido concebido para disfrutar con todos los sentidos. Y así es, desde el ambiente a las exquisiteces de su chef Óscar Velasco, mano derecha del prestigioso Santi Santamaría. A su cocina de alto nivel le acompaña un más que profesional servicio de sala y una excelente bodega. El menú gastronómico es una buena opción a tener en cuenta. En el hotel, cuyas estancias comunes son obra de Pascua Ortega, el decorador más popular de la capital, sobresale el minimalista patio de luces.

El Olivo (Deià-Mallorca)
El Olivo es la joya absoluta del hotel La Residencia y quizás uno de los mejores restaurantes que puedas encontrar en Mallorca. Ocupa una antigua almazara del siglo XVI que recrea un ambiente de ensueño donde su chef Guillermo Méndez brinda a sus comensales una cocina de autor de claras reminiscencias mediterráneas. En su carta de vinos se incluyen más de 900 referencias. El buen gusto, una decoración exquisita y unas instalaciones muy cuidadas se dan cita en esta antigua possesió mallorquina.

Can Boix (Peramola, Lleida)
Los platos de la cocina catalana, elaborados con productos autóctonos de calidad y una presentación muy personalizada, son uno de los puntos clave de este hotel que desde 1763 regentan las sucesivas generaciones de la familia Pallarès. Además de la gastronomía, podrás disfrutar de unas completas instalaciones deportivas y de ocio, habitaciones equipadas al detalle y el entorno único del Prepirineo catalán, en pleno contacto con la naturaleza.

El Milano Real (Hoyos del Espino, Ávila)
El Milano Real no es sólo un coqueto hotel de montaña, es también uno de los restaurantes más reconocidos de la provincia de Ávila. El gran ventanal de su comedor es un lujo para los ojos, que brinda una vista sobrecogedora del macizo central de Gredos. Cubertería francesa y mantelería de hilo para una carta de autor confeccionada con muchos detalles de originalidad y correctísimos maridajes. Sus propietarios Teresa y Paco, abrieron en 1994 este alojamiento para urbanitas que buscan la tranquilidad del campo sin renunciar al confort y al buen gusto, donde no se han escatimado detalles. Sus suites temáticas, la biblioteca, la terraza y el observatorio son algunos de los rincones que más gustan a los huéspedes.

Hacienda Benazuza (Sanlúcar la Mayor-Sevilla) 
Esta antigua alquería árabe del siglo X es uno de los hoteles más exclusivos de Andalucía. Y buena prueba de ello es su gastronomía. Asociado con el prestigioso restaurante El Bulli, de Ferrán Adrià, sus tres restaurantes ofrecen distintas alternativas: La Alquería, de cocina mediterránea y creativa; La Alberca, al aire libre, junto a la piscina, para almuerzos y snacks, y La Abacería al más puro estilo sevillano. Emplazado en la comarca del Aljarafe, el hotel lo forman un conjunto de edificios rodeados de jardines, que acogen estancias decoradas con obras de arte y antigüedades. Los servicios más exclusivos, como despegar en globo desde el mismo hotel, están a tu disposición.

El Peregrino (Puente la Reina, Navarra)
Nina Sedano en los fogones y Ángelo Cambero como maître llevan más de 20 años agasajando a sus huéspedes con un sinfín de exquisitas y eclécticas propuestas culinarias en este bonito caserón situado en una encrucijada del Camino de Santiago. Su esencia se halla en los sabores tradicionales y en la elaboración de platos con ingredientes naturales de calidad, todo un delicioso exponente del recetario vasco-navarro y mediterráneo. Si acertado es su peregrinaje en el mundo de los sabores, no lo es menos la decoración de sus habitaciones y salas comunes, a base de una combinación de antigüedades, muebles de firma y numerosas obras de arte, como también su terraza cubierta o el jardín, con una espectacular piscina.

Moo (Barcelona)
Al mismo nivel que el selecto hotel Omm, en el que se ubica, se sitúa su restaurante. Podrás disfrutar en él de alta cocina catalana presentada en exquisitas y atrevidas recetas que siempre resaltan el producto base. La labor del chef Felip Llufriu se complementa con el asesoramiento de los hermanos Roca, del prestigioso restaurante de Girona El Celler de Can Roca. La bodega también resulta magnífica, con más de 600 referencias y donde ocupan un lugar especial los vinos de autor. Tal es su mérito que ha sido galardonado con una estrella Michelín.

Santa María la Real (Aguilar de Campoo, Palencia)
Te resultará un disfrute entrar en las antiguas caballerizas del Monasterio de Santa María La Real, construido a partir del siglo XII, donde toma asiento esta posada, para descansar en sus habitaciones con vistas al patio empedrado o al jardín. Un placer tan agradable como probar la cocina regional de su restaurante, donde las recetas micológicas ocupan un lugar destacado. Una recomendación: prueba los profiteroles con mousse de boletus o el helado de setas.

La Coromira (Viladrau, Girona)
Este exquisito chalet erigido como casa de campo de una familia de la burguesía catalana a principios del siglo XX es un referente gastronómico indiscutible. Todo se debe a que su propietario, Salvador Casaseca, es además cocinero y eso se nota en una su exquisita cocina catalana. Una vez probadas sus recetas, debes seguir disfrutando de este encantador hotelito de sólo ocho habitaciones y rodeado de jardín situado en el pueblecito de Viladrau, famoso por sus aguas medicinales y situado en el corazón del Parque Natural del Montseny.

Camino Real (Selores, Cantabria)
Se autodefinen como “hotel de las tentaciones”, pero a esta casona-palacio de 1690 ubicada en el valle de Cabuérniga también se le podría añadir el calificativo “de cuento”. Todo en él es fruto de la imaginación, desde la fachada a las habitaciones, y no iba a ser menos su comedor, diferente y llamativo, donde merece la pena probar sus cenas de picoteo o, más despacio, algunas de sus sugerentes especialidades.

Read’s (Santa María del Camí, Mallorca)
Un extraordinario salón con dos magníficas columnatas de piedra que alcanzan los 11 metros de altura y espléndidos frescos cubriendo sus muros es el perfecto escenario que ofrece esta sorprendente mansión mallorquina con más de 500 años de historia para disfrutar de las creaciones culinarias de su cocina. Situado en la sierra de Tramuntana, su restaurante está considerado uno de los 20 mejores de España y te brinda la oportunidad de experimentar de primera mano cómo trabajan sus cocineros mientras degustas la exquisita cocina de su chef. El hotel ha sido ideado para amantes de la buena cocina, pero también del arte y la naturaleza.

Les Cols (Olot, Girona)
Fina Puigdevall es una de las estrellas del panorama gastronómico de La Garrotxa. En su restaurante ubicado en una antigua masía centenaria ofrece una oferta gastronómica basada en las recetas más tradicionales puestas al día con habilidad, para lo que cuenta con la fiel colaboración de Manel Puigvert, su marido y jefe de sala. Tras una íntegra reforma, hoy el restaurante es más vanguardista espacio con mucha luz, acero, cristal y una cocina revolucionaria y casi futurista. En su carta se aprecia también esa nueva ilusión, en la que figuran platos de caza, guisos regionales y nuevas creaciones.

Arola (Barcelona) 
Los amantes de la cocina de vanguardia de de toques creativos cuentan con el privilegiado marco del hotel Arts, una gigantesca torre de 154 metros de altura de acero y vidrio convertida en un hito de la arquitectura barcelonesa y situada frente al Puerto Olímpico, para disfrutar de la gastronomía. Firmada por el creativo restaurador Sergi Arola, dos estrellas Michelín, es una propuesta informal para el picoteo, a base de sabrosas tapas y apetitosas propuestas. La oferta dulce la pone Paco Torreblanca. Los jueves de verano, la música en directo sirve de acompañamiento a esta cocina en una de las terrazas más emblemáticas de la ciudad.