Edimburgo vuelve a armarla

Una barbaridad de festivales paralelos convierten el verano en la capital escocesa en un hervidero de tendencias, espectáculo y gentes de medio mundo en busca de buen arte y mejor ambiente.

by hola.com

Edimburgo crea adicción. Si incluso en invierno, con su clima de mil demonios, se las busca para embrujar con su monumentalidad y su encanto a todo el que se deja caer tan pero tan al norte, en verano, convertida en la capital europea del espectáculo en su acepción más amplia, los admiradores le llueven por miles. Y es que en la capital escocesa convergen estas semanas tantos festivales que sus calles, como cada año, se ven literalmente invadidas por una legión de incondicionales ávidos de su dosis de arte y de vivir hasta la última gota el ambiente multicultural y extrovertido que contagia sus barrios.

El Festival Internacional de Edimburgo, que arranca el 14 de agosto y se clausura el 6 de septiembre, es el eje central del evento. Se trata de la 63 edición e, inspirado en esta ocasión en la efervescencia intelectual y científica que propició en Escocia la era de la Ilustración, propone tal cantidad de ópera, danza, teatro, música y muestras de artes visuales que se necesitarían varias vidas para poder asistir a todas.

Cantidad, y calidad también desde el mismísimo momento en el que William Christie, al frente de la Scottish Chamber Orchestra, inaugure con el Judas Maccabaeus de Haendel este certamen en el que a lo largo de tres semanas podrán verse manifestaciones tan dispares como la coproducción multimedia St. Kilda Island of the Birdmen, el estreno de The Last Witch de Rona Munro, el teatro experimental Peter and Wendy de la compañía neoyorquina Mabou Mines, dos versiones radicalmente opuestas de El retorno de Ulises o tres piezas del prestigioso dramaturgo irlandés Brian Friel en colaboración con el Dublin’s Gate Theatre, entre mil y una otra propuestas.

Pero, por si no fuera ya todo un exceso, una barbaridad de festivales paralelos se superponen por toda la ciudad a lo largo de estas mismas semanas, despachando una oferta cultural de lo más variopinta. El célebre Fringe, que comenzó como una alternativa un tanto outsider al festival oficial y ha acabado convirtiéndose en la estrella del verano en Edimburgo, con un par de cientos de grupos –desde los más reconocidos a nivel internacional hasta artistas callejeros– sembrado hasta el 31 de agosto todos sus barrios de teatro, comedia, danza, música, exposiciones o espectáculos para niños.

O el Edinburgh Art Festival, con infinidad de espectáculos a menudo gratuitos consagrados a las artes visuales modernas y contemporáneas en sus escenarios, galerías y museos hasta el 5 de septiembre; el Military Tattoo, en el que hasta el 29 de agosto bandas militares llegadas de medio mundo, además de los imponentes regimientos escoceses con sus faldas y sus gaitas, actúan a los pies del castillo medieval que vigila desde sus alturas todo Edimburgo.

E incluso el International Book Festival, toda una fiesta literaria que, del 15 al 31 de agosto, reúne a más de 700 poetas, filósofos, políticos, fotógrafos, escritores, artistas y creadores de opinión procedentes de 45 países para participar en los debates y talleres que hace cinco años contribuyeron a que Edimburgo fuera la primera urbe en ingresar en la Red de Ciudades Creativas reconocidas por la UNESCO. Si todavía no tienes plan para agosto, en Edimburgo lo difícil será elegir cuál.

Entradas a los festivales
La mayoría se pueden adquirir on-line desde las páginas web de los distintos festivales, así como en Festivales de Edimburgo. Si se espera hasta el último momento será posible comprar las entradas que hayan podido sobrar a mitad de precio. Infinidad de eventos son gratuitos.

Más información
En la Oficina de Turismo de Gran Bretaña en España, en Turismo de Escocia y en el teléfono 902 17 11 81.

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