Respóndete a esta pregunta: ¿cuál es tu Índice de Masa Corporal (IMC)? Ya sabes, tu peso dividido por la altura al cuadrado. Si el resultado está por debajo de 25, perfecto. En teoría, no tienes obesidad. Ahora contesta a esta otra: ¿cuál es tu perímetro abdominal? Vale, hablemos más claro. ¿Sospechas que tienes que perder grasa sobre todo en la barriguita? Si es así, coge una cinta métrica y sigue leyendo porque, aunque creas que no te sobren kilos, puedes ser candidato o candidata a perder peso. Es más, según lo que mida el área de tu abdomen, la salud de tu corazón podría estar corriendo un gran riesgo. Te explicamos por qué.
La obesidad afecta al corazón
Eso ya lo sabías porque no nos cansamos de repetirlo. Esta epidemia de los países desarrollados, la obesidad, "es un factor de riesgo cardiovascular y renal al igual que lo es la hipertensión, diabetes o tener el colesterol malo alto. Sin embargo, nunca se había sabido con certeza a qué llamamos ser obeso", indica el doctor Vicente Arrarte, presidente electo de la sección de riesgo vascular y rehabilitación cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Es cierto que el Índice de Masa Corporal (IMC) es un indicativo. Por ejemplo, a partir de 25-30 se tipifica como sobrepeso y obesidad. Si el resultado es mayor de 30 se trata de obesidad mórbida y existe un riesgo mayor de sufrir problemas de corazón. Sin embargo, recientemente, el foco de atención se ha desviado a la zona abdominal y más concretamente a la grasa que acumulamos en la barriga. "Ésta sí nos delata que la persona está sufriendo obesidad central y es la que puede causar problemas", alerta. ¿Por qué?
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"La grasa abdominal es más peligrosa porque traduce un acúmulo de grasa visceral, es decir, alrededor de los órganos, lo cual tiene consecuencias metabólicas: resistencia a la insulina, diabetes, dislipemia (colesterol y/o triglicéridos altos), hipertensión arterial, aumento del ácido úrico e inflamación crónica. Estos son los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares (por ejemplo infarto de miocardio y/o accidentes cerebrovasculares)", explica la doctora Katherine García, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia. Es más, esta grasa podría acabar provocando una muerte súbita.
La acumulación de grasa en la barriga obstruye las arterias y forma placas que dificultan la circulación de la sangre, volviéndola más densa, lenta. Todo ello provoca hipertensión y además aumenta el riesgo de trombos. Finalmente, se puede producir un infarto o un ictus. De hecho, según un estudio publicado en la revista médica Heart, tener un perímetro abdominal elevado predispone a la muerte súbita por una parada cardiaca. "Con un IMC elevado el riesgo aumenta un 34%. Pero si es el Índice Cintura Cadera (ICC) el que está elevado, el riesgo se multiplica por dos", recuerda la Fundación Española del Corazón en relación a este estudio.
¿Cómo sé si estoy en riesgo?
"La obesidad central (la conocida coloquialmente como barriga cervecera) es más típica de hombres que de mujeres. Sin embargo, aunque es más difícil verlas a ellas con este tipo de constitución, también tienen este riesgo. De hecho, las cifras de alerta son más bajas en el sexo femenino", advierte el doctor Arrarte. Por ejemplo, se recomienda que el perímetro abdominal de los varones no supere los 102 cm. Las mujeres no pueden superar los 88 cm.
Para medir correctamente los centímetros del perímetro abdominal hay que buscar la cresta ilíaca (una protuberancia que notarás en la zona de las caderas) y rodear con una cinta métrica todo el abdomen, quedando ésta un poco por debajo del ombligo. Si el resultado supera las cifras comentadas, hay que perder peso y si es con ayuda profesional, mejor.
Vientre sin grasa sí, pero ojo con la obsesión
Para perder grasa abdominal y lucir un vientre más plano -y saludable-, lo sensato es que diseñes un plan para adelgazar pero sin obsesionarte. Sobre todo, que tu objetivo no sea marcar abdominales en tiempor récord y caer en obsesiones peligrosas como la tendencia ab-crack de unos años, en la que se puso de moda resaltar la línea alba, que separa en dos el abdomen. "La manera más efectiva de disminuir la grasa blanca es conseguir un balance energético negativo, es decir, ingresar menos energía de la que se consume, a base de una dieta hipocalórica equilibrada y realización de ejercicio físico, adecuado a las características de cada persona", recuerda la doctora de la SEEN. Estas pautas te ayudarán:
Desconfía de los milagros. Para adelgazar la zona de la barriga y librarte de la grasa acumulada debes perder peso general y lentamente. Esto se consigue cambiando el modo de alimentarse y optando por una dieta más sana, como la mediterránea. "No se trata de hacer dieta, a menos que el especialista lo recomiende, sino hacer un cambio en la alimentación y optar por productos más saludables, comer menos raciones, al menos cinco veces al día, y reducir productos azucarados, refinados o procesados", señala Vicente Arrarte.
Practica el buen ejercicio. Para perder grasa debes realizar ejercicio regular y moderado. El más apto para perder grasa de forma paulatina pero segura es el aeróbico (caminar, correr, montar en bici, natación...). También se pueden realizar actividades de tonificación (repeticiones con poco peso). Sin embargo, no se recomienda el ejercicio anaeróbico (pesas, por ejemplo) puesto que hace que el corazón haga un sobreesfuerzo.
Abdominales hipopresivos, ¿si o no? "La recomendación para cuidar del corazón es que no los realices. Pueden subir la presión arterial y en personas propensas a tenerla alta podría producirles hipertensión", matiza el doctor de la SEC. Además, aunque están indicados para conseguir unos buenos abdominales e, incluso, para fortalecer el suelo pélvico, si no se practican con un buen instructor pueden aparecer problemas como hernias.
¿Hay alimentos quema grasa? Los productos quema grasa más conocidos son el té verde, el café verde, la garcinia cambogia, el aloe vera, la piña y la carnitina. "En general, su efectividad y su seguridad no están realmente probadas en ensayos clínicos, por lo que, en nuestra opinión, no sustituyen en absoluto a una dieta sana y equilibrada combinada con la práctica de ejercicio físico. Además, estos productos tomados de forma continua o en exceso pueden ser perjudiciales para la salud, por lo que hay aunque su consumo puede resultar tentador porque anuncian que ayudan a obtener la deseada pérdida de peso, hay que ser muy cauteloso a la hora de consumirlos", advierte la doctora Katherine García.
Controla el estrés. Es uno de los peores enemigos del peso corporal, sobre todo, para las mujeres. Sufrir estrés crónico hace que se eleven los niveles de cortisol, una hormona que puede alterar los niveles de recompensa del cerebro y hace que te inclines por la comida con más azúcar y más grasa, que son las que producen más placer.
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