Pese a que muchas personas viven convencidas de que el cáncer, o más concretamente el cáncer de mama, es la principal causa de muerte en mujeres, las estadísticas no sostienen esta creencia. Según los últimos datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística, el infarto cerebral es la principal causa de muerte entre las mujeres. Para que nos hagamos una idea, el número de mujeres que no sobrevive a un ictus duplica al número de mujeres fallecidas por cáncer de mama. Pero además, el número de casos de españolas que sucumbe a un ictus supera en más de 4.000 al de hombres.
Podríamos pensar que el desencadenante de que un ictus derive en un fatídico desenlace y que cada año fallezcan más mujeres que hombres (16.400 mujeres frente a 12.000 hombres) tenga que ver con aquellos factores fisiológicos que nos diferencian o con que el modo de proceder por parte de los servicios de Emergencia difiera según nuestro sexo. Pero nada más lejos de la realidad.
La diferencia entre el número de muertes por ictus entre hombres y mujeres la marca un aspecto que nada tiene que ver con la Medicina, sino con la concienciación social. “Todo parece indicar que la mujer es más rápida que el hombre a la hora de dar la voz de alarma ante la presencia de algún síntoma que le haga sospechar de que su pareja está sufriendo un ictus; de ahí que los hombres reciban una atención más rápida que las mujeres”. Así lo ha explicado Julio Agredano, presidente de la asociación Freno al Ictus.
¿Cómo se explica la disparidad en el número de pacientes masculinos y femeninos que fallecen?
Este experto basa su afirmación en los resultados preliminares de un estudio liderado por el Dr. Archit Bhatt, neurólogo del Instituto del Cerebro y la Columna Providence, en Portland, que revelan que los pacientes masculinos con un accidente cerebrovascular tienen más del doble de probabilidades que los pacientes de sexo femenino de recibir un tratamiento trombolítico en el plazo de 30 minutos tras llegar al hospital, lo que significa que son menos propensos a enfrentarse a una discapacidad a largo plazo.
Los investigadores sugieren que esta disparidad entre los hombres y las mujeres respecto al tratamiento rápido del accidente cerebrovascular puede deberse, en el caso de aquellos pacientes que conviven en pareja, a que las mujeres son mejores a la hora de detectar los síntomas de accidente cerebrovascular (ACV) en los hombres e impulsarlos a recibir un tratamiento oportuno. Por tanto, la supervivencia no consiste tanto en la incidencia de los accidentes cerebrovasculares, sino en que las personas que nos rodean adquieran formación para desempeñar un rol activo que pueda salvarnos la vida.
La detección rápida del ictus, un aspecto primordial
Ante un infarto cerebral, el tiempo es clave. “La atención de una persona que llegue con síntomas de estar padeciendo un ictus debe realizarse con la mayor celeridad posible para evitar tanto fallecimientos como secuelas. El margen máximo de actuación es de cuatro horas y media a seis horas y medias desde el inicio del episodio; pues solo durante este periodo seremos candidatos a recibir el trombolítico contemplado en los protocolos de actuación”, advierte Julio Agredano.
El experto recuerda que los síntomas “más escandalosos” de alerta de ictus son tres:
- Entumecimiento, debilidad o parálisis repentina en medio lado de la cara o del cuerpo.
- Confusión repentina.
- Dificultad para hablar o entender.
Otros síntomas que pueden estar advirtiendo de la presencia de un ictus son:
- Pérdida de visión brusca de uno o ambos ojos.
- Cefalea intensa, repentina y sin causa aparente asociada a náuseas y vómitos (no achacable a otras causas).
- Dificultad para caminar, pérdida de equilibrio o coordinación.
En ictus, una actuación correcta salva vidas
Otra de las premisas básicas para evitar tanto la muerte como las secuelas provocadas por un ictus es conocer cuál es la forma correcta de actuar. El Código Ictus es uno de los protocolos más ambiciosos para salvar vidas. Su objetivo es que el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas a la llegada a la puerta del hospital no sea superior a las dos horas, así como que el tiempo transcurrido desde la transmisión del aviso por parte del Centro Coordinador de Urgencias a la llegada a la puerta de hospital sea menor de una hora.
“El primer paso es reconocer precozmente los signos y síntomas de un ictus, pero a partir de ahí, la mayoría de la población no tiene claro cómo actuar y se cometen errores que ponen en riesgo muchas vidas, como es el hecho de optar por llevar al paciente al hospital más cercano; pues, no todos los hospitales están preparados para tratar el ictus”, lamenta el presidente de Freno al Ictus. El experto denuncia que hacen falta, al menos, 25 unidades de ictus en España, que 20 provincias aún carecen de Unidad de Ictus y que aquellas que tienen alguna, no siempre está de guardia. Por tanto, deduce que “nuestra posibilidad de supervivencia ente un ictus depende hoy en día de nuestro código postal”, asegura.
Una actuación correcta consiste en llamar a los servicios de Emergencias tan pronto como se detecten los signos de ictus. El personal sanitario activará el protocolo de actuación: enviará una ambulancia habilitada para proporcionarle los cuidados necesarios al paciente y le trasladará de inmediato al hospital con Unidad de Ictus más cercano. Allí se beneficiará de una terapia de repercusión y de cuidados especiales.