Los cambios en la rutina diaria son habituales en los meses de verano, especialmente en los días de vacaciones, en los que nos desplazamos a un entorno que no es el habitual. Algo que puede suponer un pequeño trastorno para enfermos crónicos, por ejemplo aquellos que padecen diabetes. “El cambio en los horarios de la rutina diaria, en la actividad física en cuanto al momento del día de realizarla y en la alimentación, así como los viajes, conllevan que las personas con diabetes descuiden una serie de pautas que se siguen durante el resto del año, lo que puede tener como consecuencia un mal control de la enfermedad”, explica el doctor Martín López de la Torre. Sin embargo, los médicos también insisten en que esta patología en concreto no tiene por qué suponer un inconveniente a la hora de disfrutar de las actividades habituales del verano como viajar, ir a la playa, pasear o practicar deporte al aire libre. Eso sí, hay que tener una serie de precauciones y, aunque se puedan modificar ligeramente, es importante no abandonar las pautas del tratamiento seguidas durante el año para que la época estival finalice con un buen control de la enfermedad.
Útiles consejos
Estas son las recomendaciones de la campaña esDIABETES, TÓMATELA EN SERIO para que las personas con diabetes puedan aprovechar la época estival manteniendo unos hábitos de vida saludable.
Sí a disfrutar de la comida, pero con control
La alimentación y la práctica de ejercicio suelen ser los primeros hábitos afectados por la relajación de los horarios debido a que se multiplican los compromisos sociales, se come más fuera de casa o se practica un tipo de ocio más sedentario. El control de la alimentación es recomendable para toda la población pero fundamental para las personas con diabetes. Esto no significa que no puedan disfrutar de los placeres de la comida, pero sí controlar las cantidades y tipos de alimentos para optimizar los niveles de glucosa en sangre (glucemia).
“Subir unos dos kilos de peso puede ser frecuente para algunos pacientes en esta época del año. Algunas personas relajan y modifican parte de sus pautas de tratamiento, por ello pueden volver con unos niveles de glucemia más alterados”, señala Mercedes Galindo, enfermera educadora en diabetes del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos (Madrid). “Por el contrario – continúa- otras personas controlan mejor su diabetes en verano por tener más tiempo para cuidar la alimentación y practicar ejercicio”.
Los alimentos que deben controlarse en mayor medida son los ricos en carbohidratos (farináceos, pasta, sémola, harina, patatas, guisantes, habas, legumbres, arroz, pan, tostadas, cereales, bebidas azucaradas, zumos, fruta y leche), ya que tienen un efecto directo sobre la glucemia. Aun así, “los hidratos de carbono deben mantenerse en la dieta de la persona con esta patología. Según la Asociación Americana de Diabetes, las personas con diabetes no deberían consumir menos de 13 raciones de carbohidratos al día (unos 130 gr./día) que deben repartirse en las 4/5 comidas diarias”, señala Galindo.
La recomendación de la enfermera experta en diabetes es no privarse de estos alimentos, pero sí compensarlos durante las comidas: “Al mediodía, por ejemplo, se puede preparar un primer plato más contundente introduciendo pasta, arroz o legumbres, como alubias o lentejas. Estas últimas no es recomendable prepararlas habitualmente con abundante grasa saturada (chorizo, morcilla, tocino etc.) y cocinarlas con verduras y en esta época puede resultar agradables tomarlas frías, en ensaladas. El segundo plato será más ligero. El pan, la fruta o la patata se pueden utilizar como comodín en los casos en que el plato tenga menos cantidad de carbohidratos de los necesarios”.
Hidratación y actividad física
El calor y la humedad pueden provocar una vasodilatacion y por tanto la absorción de la glucosa también puede variar. Los niveles elevados de glucosa en la sangre pueden conducir a un aumento de necesidad de orinar, de la sed, etc. Por ello, es necesario beber más agua para evitar la deshidratación, y estar atentos a determinados síntomas de alarma, como pueden ser sudoración, debilidad, temblores y sensación de cansancio, algunos síntomas de hipoglucemia que deberán tenerse en cuenta.
Eso sí, la intensidad de la actividad física deberá adaptarse a las condiciones de la época estival, y beber agua de manera constante es una garantía para mantenerse hidratado. También deberán controlarse los niveles de glucemia tanto antes como después del ejercicio para evitar hipoglucemia, y “tomar previamente carbohidratos en mayor o menor cantidad dependiendo de la intensidad y duración del ejercicio (una pieza de fruta, un yogur o un pequeño bocadillo) para compensar los niveles de glucosa, si éstos están próximos a los 70 mg/dl. También puede complementarse la ingesta de agua con algún zumo natural, teniendo en cuenta que contienen fructosa y que harán subir la glucemia”, aconseja Galindo.
La salud de los pies
Esta parte del cuerpo es especialmente problemática en algunos pacientes diabéticos. Para aquellas personas que además tengan problemas vasculares o pie de riesgo, el cuidado de esta extremidad también toma protagonismo durante el verano. En general, se recomienda utilizar calzado cerrado y cómodo. Las sandalias, que dejan los dedos y los talones al aire, no son una buena opción, ya que es mas fácil rozarse con alguna piedra u obstáculo del camino que provoque una herida en las extremidades inferiores. “Los problemas neurológicos y vasculares provocan la pérdida de sensibilidad en los pies y, si se produce alguna herida que no se identifique a tiempo por no sentir dolor, puede derivar en una infección”, apunta la enfermera. Por ello, es conveniente revisar al final del día si se tiene alguna lesión con el objetivo de poder tratarla a tiempo.
Fármacos protegidos de temperaturas extremas
Las recomendaciones de Mercedes Galindo también se centran en el transporte de los medicamentos. Si se tiene pensado ir de viaje, siempre hay que llevar más fármacos de los necesarios. Sea cual sea el medio de transporte, es aconsejable llevar las medicinas, los instrumentos de medición de la glucemia capilar y las tiras reactivas en el equipaje de mano, para evitar pérdidas y, en el caso de la insulina, hay que controlar la temperatura a la que está expuesta, aunque no es necesario transportarla en nevera si no se va a someter a frío o calor extremos.
Es aconsejable también llevar siempre alimentos o bebidas ricas en azúcares (zumo, azúcar, etc.) para poder tratar una hipoglucemia en caso de que se produzca, o para poder improvisar o sustituir una comida (tostadas, galletas, fruta, etc.) y evitar, así, saltarse los horarios habituales.