Aunque hay personas que pueden padecerla a lo largo de todo el año, lo cierto es que con la llegada del calor, observamos cómo aumentan los casos de cistitis. Y es que, aunque las infecciones de orina no son una enfermedad estacional, el verano trae consigo una serie de factores de riesgo extra que influyen en este incremento, tal y como nos resumen desde los Laboratorios Arkopharma. Uno de ellos es la necesidad de beber más agua debido al calor. Si aumenta la temperatura y no bebemos más, nos deshidratamos y la orina se concentra más favoreciendo la aparición de la cistitis. Además, durante el verano es más frecuente permanecer con la ropa mojada –por ejemplo con la ropa de baño- lo que favorece la contaminación bacteriana que causa estas infecciones. Por este motivo, hay que extremar la guardia, para prevenir posibles problemas.
¿Por qué se produce?
La cistitis es la enfermedad más frecuente del aparato urinario y la infección más habitual de todo el organismo después de las respiratorias. Está causada por una infección bacteriana, en la mayoría de los casos por la bacteria E. Coli que se adhiere a la pared del tracto urinario. Sus síntomas son sensación de ardor al orinar, necesidad de orinar con frecuencia, deseos de orinar aunque la vejiga esté vacía y dolor en la región del pubis.
Es un problema más habitual entre mujeres, debido a la corta longitud de la uretra (conducto de conducción de la orina desde la vejiga al exterior). Este hecho propicia la transmisión de bacterias desde la piel y los órganos genitales hacia el interior del cuerpo.
La cistitis, en cifras
-1 de cada 4 mujeres padecen cistitis en algún momento de su vida.
-Cerca de la mitad de las mujeres jóvenes que sufren su primera infección, desarrollarán una segunda en un período de 6 meses.
-Supone el 10% de las consultas realizadas al médico de cabecera.
-Los anticonceptivos “tipo barrera” multiplican por 4 las probabilidades de infección.
-El riesgo se multiplica por 40 en las mujeres sexualmente activas.
¿Puede ayudarme el cranberry?
El cranberry es un pequeño fruto rojo parecido al arándano, tradicionalmente recolectado y consumido por los indios de América. Contiene proantocianidinas -categoría muy específica de flavonoides (polifenoles)- unas sustancias antioxidantes presentes en todas las plantas. Éstas desarrollan una acción antimicrobiana: impiden la adhesión de las bacterias (Escherichia Coli) a las paredes del tracto urinario.
Su eficacia ha quedado demostrada a través de numerosos ensayos clínicos, siendo especialmente eficaz en caso de cistitis de repetición o recurrentes. También se aconseja en las cistitis propias del embarazo. Por todo ello, los expertos recomiendan que se ingiera a traves de zumos o en forma de complementos alimenticios (un ejemplo es Cranberola Cis-control, de Arkopharma).