¿Prestamos a nuestro sueño toda la atención que se merece? Según los expertos de la Sociedad Española de Sueño (SES), no lo hacemos tanto como deberíamos. Error. Pues el tiempo que dedicamos al descanso es imprescindible para la salud de nuestro organismo ya que, durante su transcurso, se suceden procesos metabólicos vitales, que garantizan una mayor capacidad de concentración, memoria y autocontrol a la hora de mantener una vida diaria activa.
Trastornos muy variados
Dificultad para conciliar el sueño, incapacidad para mantenerse dormido durante la noche o imposibilidad para dormir las horas diarias necesarias son solo algunos de los síntomas que podrían determinar la aparición de uno de los 88 trastornos del sueño descritos por la Organización Mundial de la Salud, cuyas consecuencias sobre las capacidades cognitivas, sobre el sistema metabólico o sobre el riesgo cardiovascular pueden ser especialmente negativas.
Ante las cifras que revelan que alrededor de un 20% de los españoles padece algún tipo de trastorno del sueño, la Sociedad Española de Sueño advierte que mantener una higiene del sueño adecuada puede ayudar no solo a atajar algunas de patologías, como el insomnio o la apnea del sueño, sino también a prevenir su aparición.
Por eso, recomiendan una serie de consejos para conseguir dormir a pierna suelta.
1. Aprovecha la luz natural para activarte. Exponte a la luz del sol lo antes posible por la mañana para conservar el ritmo día/noche de las secreciones hormonales.
2. A la cama, a la misma hora. Siempre que sea posible, elige y mantén una hora regular para levantarte y acostarte. Eso sí, no te metas en la cama antes de que el sueño aparezca.
3. Siesta, sí, pero con hora. Para las personas que duermen la siesta, la Sociedad Española del Sueño recomienda que su duración nunca supere la media hora. Así evitarás la desincronización a la hora de acostarte por la noche.
4. Ejercicio físico a primera hora. Haz ejercicio todos los días, pero nunca antes de acostarte.
5. Ojo con los estimulantes. Trata de evitar bebidas como café, alcohol o té, sobre todo durante la segunda mitad del día. Algunos fármacos pueden tener efectos estimulantes; en caso de duda, consúltalo con el médico.
6. A la cama, ¡a dormir! No aproveches cuando estés en la cama para hacer actividades como leer o ver la televisión.
7. Baja el ritmo poco a poco. Disminuye el ritmo de actividad a medida que se acerca la hora de dormir. Mejor si empleas alguna práctica habitual para relajarte. Además, los expertos aconsejan seguir unas rutinas previas al sueño y unos hábitos que te ayuden a prepararte para el sueño.
8. Crea un espacio agradable. Controla el ambiente nocturno del dormitorio: oscuridad, temperatura (entre 18º y 22º), tranquilidad, silencio, somier y colchón confortables...
9. Si el sueño no llega, levántate. Si tardas más de media hora en dormirte, lo mejor es levantarse de la cama y realizar una actividad tranquila (música suave o lectura fácil), evitando la luz demasiado fuerte.
10. No te acuestes con hambre. Las cenas copiosas no son buenas compañeras del sueño, pero si sientes hambre por la noche, tómate algo ligero, como un lácteo (salvo en caso de reflujo estomacal) que consiga eliminar esa sensación.