¿Quién no ha padecido en alguna ocasión las desagradables consecuencias de una picadura de mosquito? No hay duda de que el verano trae consigo algunos efectos secundarios muy desagradables, como son las picaduras de algunos insectos, que no dudan en martirizar a muchas personas cebándose con su piel.
Los mosquitos, por ejemplo, en algunas zonas, hacen la vida imposible a los turistas. El uso de repelentes adecuados en forma de spray en todas aquellas personas susceptibles de sufrir sus picaduras y la instalación de mosquiteros en las ventanas pueden ayudar a combatirlos.
Pero no sólo estos pequeños insectos nos molestan. Avispas, abejorros y abejas están también al acecho y, en ocasiones, pueden generar problemas más serios en algunas personas. Aunque las picaduras de insecto son accidentes parcialmente previsibles, en ocasiones, aun poniendo todo de nuestra parte, éstas se producen y, cuando la persona que las sufre tiene alergia al veneno que inoculan, las consecuencias pueden ser extremadamente graves.
Ante una picadura...
Así, una simple picadura de avispa se debe resolver con la extracción del aguijón y la aplicación de amoníaco sobre la zona. Por el contrario, si la picadura, de cualquier tipo, desencadena una reacción alérgica generalizada con urticaria, sudoración, hinchazón de mucosas y edema, se llevará a cabo un tratamiento antialérgico de acción inmediata. En el caso de producirse una reacción anafiláctica con shock, además de la aplicación de un torniquete (si la picadura es en una extremidad), se deberá trasladar rápidamente al paciente a un centro sanitario, donde pueda ser atendido en un servicio de cuidados específicos.
Para prevenir
Existen algunos consejos que no conviene olvidar para intentar evitar estas desagradables picaduras:
- Utilizar calzado en piscinas y playas, y botas hasta el tobillo en montaña.
- Sacudir y limpiar la ropa y las toallas antes de usarlas, pues pueden haberse metido entre medias.
- No agredir a los insectos.
- No estimularlos con carreras, aspavientos o chillidos.
- No usar perfumes ni ropas de colores fuertes.
- Emplear repelentes cutáneos y aplicarlos cada 2 ó 3 horas en forma de barras, sticks, sprays, pulseras o lociones.
- Poner rejillas en las ventanas de las casas de campo y usar mosquiteros durante el sueño.