Cambio de vestido, servilletas al cielo y mucho (pero mucho) baile: Lo que no vimos de la boda de Carlos Felipe de Suecia y Sofia Hellqvist
Suecia vivió el pasado fin de semana una gran Boda Real. El príncipe Carlos Felipe y Sofia Hellqvist celebraron un enlace de ensueño del que pudimos ver la ceremonia religiosa, el banquete, el romántico discurso del novio, la tarta nupcial y el vals con el que se inició el baile. Sin embargo, cuando las cámaras dejaron de grabar, la nueva Princesa de Suecia se cambió de vestido y el Palacio Real de Estocolmo se convirtió en una discoteca.
Como en cualquier boda el momento más íntimo y espontáneo de las celebraciones comienza cuando se apagan las luces y los invitados se hacen con la pista de baile. La boda del hijo de los soberanos suecos no iba a ser menos y reyes, reinas, príncipes o princesas disfrutaron de una divertida velada en la que no faltaron juegos de luces y algunos de los artistas más conocidos de Suecia.
- Carlos Felipe de Suecia y Sofia Hellqvist se dan el 'sí, quiero'
- El vestido de novia de Sofia Hellqvist, realizado con seda española
La princesa Sofia, pletórica de felicidad, abrió el baile con su Príncipe a golpe de vals con su vestido de novia diseñado por la sueca Ida Sjöstedt, pero consiente de que la noche daría para mucho, decidió quitarse el velo y ponerse un vestido que le permitiera bailar cómodamente. Sin quitarse su tiara, con un hombro al aire y también de blanco y de encaje, la novia estaba lista para el plato fuerte que estaba por llegar: el dúo sueco Icona Pop y el DJ Avicci, que protagonizó el punto álgido de la noche.
Con tantas emociones la nueva Princesa necesitó tomar un poco de aire y en un momento de la noche se acercó a una de las ventanas que estaban abiertas del Palacio Real. Allí se sentó a conversar con una de sus invitadas, momento en el que se pudieron apreciar algunos detalles de su nuevo vestido. Sin embargo, en cuanto volvió a sonar una de sus canciones favoritas se puso en pie y de cara hacía la ciudad de Estocolmo, bailó y agitó sus brazos, para después regresar a la pista de baile al lado de Carlos Felipe.
Con el DJ en el escenario, los novios se animaron a subirse para bailar junto a él algunos de sus temas más conocidos. Momento en el que la reina Silvia mostró su faceta más divertida y dejó ver lo feliz que estaba por enlace. La soberana –con su impresionante diadema de zafiros de Leuchtenberg y su banda de la Orden de los Serafines- subió junto a su hijo y juntos bailaron, agitaron unas servilletas e incluso hubo un momento en el que ella fingió sostener un micrófono entre sus manos mientras cantaba y saltaba al ritmo del DJ, para animar a los invitados a seguirla y demostrar que es una anfitriona con mucha marcha.
Uno de los invitados contó al medio sueco Aftonbladet que algunas invitadas se quitaron sus zapatos de tacón y los hombres sus pajaritas, además desveló que los invitados reales más bailarines fueron el matrimonio formado por el príncipe Leopoldo de Baviera, padrino de Carlos Felipe, y su mujer Úrsula.
- Desfile de invitados en el patio del Palacio Real de Estocolmo
- Estelle y Leonore de Suecia, pequeñas grandes protagonistas en la Boda Real
El mismo medio cuenta que los recién casados no abandonaron el Palacio hasta las 6:30 de la mañana, que en mitad del baile se sirvió un buffet de canapés y quesos para reponer fuerzas y que los invitados salieron con un obsequio de los novios que consistía en una pulsera de cuero –Carlos Felipe es muy aficionado a ellas- con el monograma de la pareja para los hombres y en un bolso de noche de cuero negro con el sello impreso en rosa.
Una noche perfecta, no es de extrañar que los novios hayan querido agradecer a través de las redes sociales de la Casa Real el gran momento que vivieron como colofón a sus cinco años de amor: “Estamos profundamente conmovidos por todo el amor y el aprecio que hemos sentido durante el día de nuestra boda. La alegría y la felicidad que nos han demostrado significan mucho para nosotros. Es un hermoso recuerdo que vamos a llevar con nosotros siempre.”