La ausencia de la princesa Magdalena y de su esposo, Christopher O´Neill, que a última hora decidieron quedarse en Estados Unidos, allanó el camino para la presencia de Sofia, que llegó acompañada por el príncipe Carlos Felipe a la catedral de Estocolmo, después de que lo hubieran hecho los reyes Carlos Gustavo y Silvia y los príncipes Victoria y Daniel. El tradicional servicio religioso fue oficiado por el deán Hans Ulfvebrand y la pastora Kristina Ljunggren.
La comitiva se trasladó luego a la sede del Parlamento, situada a unos pocos cientos de metros, donde la Familia Real fue recibida por el Presidente de esta institución, el socialdemócrata Urban Ahlin. Puesto que Sofia aún no es miembro de la Familia Real sueca, tuvo que seguir la ceremonia en el parlamento desde la tribuna y no desde el plenario, como sí hicieron los Reyes y los príncipes Victoria y Daniel. El príncipe Felipe estuvo sentado al lado de su prometida todo el tiempo.
Los nervios por la boda están todavía muy lejanos, pero tampoco hizo acto de presencia en sus caras la tensión propia de una primera aparición pública de tanto peso oficial como prometidos. Los actos vinculados con la reapertura del Parlamento finalizaron por la noche con un programa musical en el Konserthus de Estocolmo, en el que de nuevo Sofia volvió a acompañar a la Familia Real sueca. Y como siempre la futura Princesa, próxima incorporación a la familia, que eligió para su segundo estreno un vestido ajustado de color verde esmeralda y complementos en negro, hizo alarde de la elegancia de los Bernadotte.