Casi un mes después de contraer matrimonio y tras haber disfrutado de una paradisíaca luna de miel en una recóndita isla del archipiélago de las Seychelles, la princesa Magdalena de Suecia y su marido Chris O'Neill, se han dejado ver por las calles de París, ciudad en la que ambos han decidido poner el broche de oro a su viaje de novios, asistiendo al defile de Valentino, el diseñador encargado de crear su espectacular vestido de novia.
Intentado ser discretos, aunque sin poder ocultar su sonrisa, los recién casados disfrutaron de la puesta en escena del diseñador italiano, quien una vez más sorprendió con sus diseños. Tras el desfile, Magdalena y Chris no dudaron en asistir a la cena organizada por el creador, quien junto a sus fieles festejó el éxito de su desfile en el lujoso hotel Plaza de la ciudad del amor.
Magdalena, quien ha decidido volver a lucir su melena rubia, eligió para esta velada un original vestido negro plisado con unos elaborados encajes, a conjunto con sus complementos, un moderno bolso de mano con tachuelas que combinaba a la perfección con sus zapatos de tacón. Chris, por su parte, se decantó por un traje de chaqueta azul marino, con corbata negra y camisa blanca a juego con el pañuelo que lucia en la solapa.
Además de disfrutar del desfile del genio italiano, los recién casados han aprovechado su estancia en la capital francesa para hacer algunas compras. Hoy han estado dando un paseo por la emblemática avenida Montaigne, donde se concentran las boutiques de las grandes firmas. Para la ocasión, la Princesa llevó un traje de chaqueta y pantalón de color blanco, con unos botines grises, que combinó con un bolso beige, y unas gafas de sol de estilo aviador, mientras que Chris llevaba un moerno pantalón vaquero, zapatillas Converse de color azul, camisa blanca, una cazadora marrón y unas gafas de sol iguales a las de su esposa. Juntos pasearon, miraron los escaparates y compraron, ya que Chris llevaba una bolsa en la mano de Valentino.
Tras esta escapada, todo apunta a que la pareja regresará a su vida neoyorquina. De hecho, Nueva York se ha convertido, a excepción de este merecido viaje tras su enlace el pasado 8 de junio, en la ciudad donde floreció su amor.