Hay que besar algunas ranas hasta descubrir al príncipe encantador. Magdalena de Suecia, bella entre bellas princesas, ya lo ha encontrado: el financiero estadounidense Chris O’Neill. Sucedió como en las películas... La Princesa triste, por mal de amores y príncipes rana, puso tierra de por medio para curar las penas del corazón y allí, a la vuelta de la esquina de su nueva vida en Nueva York, la esperaba el amor verdadero. Christopher y Magdalena se conocieron a través de unos amigos comunes y se enamoraron. Lo demás es historia.
¿Y quién es él? Christopher O’Neill, de 38 años de edad, nacido el 27 de junio de 1974, proviene de una familia acomodada e influyente y recibió una educación internacional acorde: estudios primarios en Londres y secundarios en la prestigiosa institución suiza Auf dem Rosenberg. No se desvió del camino y, tras el colegio, se licenció en Economía y Finanzas en la universidad de Columbia, trabajó en NM Rothschild and Sons, en Gestión de Activos Steinberg y se asoció a Noster Capital LLC, un fondo de inversión con sede Nueva York, su último destino profesional. Es un apasionado de la música clásica, la literatura y el deporte. Practica asiduamente esquí, tenis y golf, y es forofo del Chelsea Fútbol Club. Y, para colmo de virtudes, tiene un don de gentes fuera de serie por lo que nunca falta en la lista de invitados de todos los eventos, galas y citas solidarias neoyorquinas. No tiene tacha como ha confesado la reina Silvia: "Es cálido, amable y agradable. El sueño de una suegra".
Otros aristócratas en la familia
La familia de Chris está acostumbrada a tratar con el gotha. Su padre, Paul O'Neill, que murió en diciembre de 2004, se había trasladado a Londres para fundar el despacho de Oppenheimer & Co., un banco de inversión con sede en Nueva York; su madre, Eva, de nacionalidad austriaca, divorciada en tres ocasiones, vive en Palm Beach, es buena amiga de la multimillonaria Ivana Trump y patrocina el Festival de Salzburgo. Ella ha velado siempre por Chris y sus cinco hermanastras, Tatjana, Natascha, Stephanie, Karen y Annalisa, que algunas de ellas han emparentado también con la aristocracia: Tatjana contrajo matrimonio en 1989 con el aristócrata inglés Henry d'Abo, cuya familia vive en un castillo muy cerca de Cambridge, West Wratting Hall, y Natascha, periodista de la revista británica de moda Tatler, se casó en 1995 con el conde austriaco Ernst von Abensperg und Traun, cuya familia posee un castillo en Austria desde 1537.
Por la princesa Magdalena, Chris está aprendiendo sueco: "Ya sé decir unas pocas frases". Las primeras que ha dicho en público han sido que el país escandinavo es "fantástico, precioso, con una gente encantadora" o que su encuentro con el soberano sueco ha sido para él "una experiencia inolvidable". Y le ha regalado un inmenso anillo de compromiso con un diamante de tres quilates. Digno de un sueño de marido.