A partir de las 11:00 de la mañana han empezado a llegar los primeros invitados a la iglesia del Palacio Real de Estocolmo para ser testigos del Bautizo Real de la princesa Estelle. Casi una hora más tarde los reyes Carlos Gustavo y Silvia hicieron su entrada en la iglesia y los invitados, que ya se encontraban en el interior, se pusieron en pie. El esperado Bautizo estaba a punto de dar comienzo y tras los reyes, hicieron su entrada los príncipes Victoria y Daniel de Suecia, sonrientes y con su pequeña en brazos.
La Princesa Heredera, con un vestido rosa maquillaje de manga corta, y el príncipe Daniel, con la pequeña en brazos, recorrieron el pasillo seguidos de los cinco padrinos de la niña: el príncipe Haakon, el príncipe Guillermo, la princesa Mary, el príncipe Carlos Felipe y Anna Westling Söderström (hermana de Daniel), y antes de sentarse hicieron una parada para saludar a los invitados reales antes de ocupar sus asientos. Al llegar, la reina Silvia acarició cariñosamente a su nieta que ha vivido muy tranquila estos históricos momentos, aunque varios pucheros amenazaban terminar en llanto a lo largo de la ceremonia, que ha estado oficiada por el arzobispo de Uppsala, Anders Wejryd, y asistido por el obispo emérito Lars-Göran Lönnermark y el deán de la catedral de Estocolmo, Åke Bonnier.
La princesa Victoria subió a leer al altar y quiso dar las gracias a Dios por su hija y agradeció también "todos los buenos deseos" y, a continuación, la princesa Estelle recibió la bendición del arzobispo. Ajena a todo lo que sucede a su alrededor, la pequeña alternó los brazos y los mimos de sus padres y para este importante día llevó el mismo vestido de cristianar que estrenó el príncipe Gustavo Adolfo cuando fue bautizado en 1906 y que luego llevaron sus hermanos (Sigvard, la reina Ingrid, el príncipe Bertil y Carl Johan), así como sus hijos, las princesas Margarita, Birgitta, Desirée, Cristina y el rey Carlos XVI Gustavo, y los hijos de éste, las princesas Victoria y Magdalena y el príncipe Carlos Felipe.
El príncipe Haakon ha protagonizado otro de los momentos más destacados de esta ceremonia al subir a leer y también el príncipe Carlos Felipe de Suecia, quien fue el encargado de verter el agua en la histórica pila bautismal de plata, en la que han sido bautizados todos los miembros de la Casa Real sueca y que fue encargada por el rey Carlos XI como regalo para la nueva iglesia para la fortaleza Tre Kronor y fue usada por primera vez para el bautizo del príncipe heredero Gustavo en 1746. Por su parte, el agua utilizada para este sacramento procede de una fuente de la isla báltica de Öland, donde la Familia Real tiene una casa de verano en la que acostumbra a pasar parte de sus vacaciones estivales. Una tradición instaurada por Carlos Gustavo.
La princesa Victoria fue quien después entregó a su hija al arzobispo para que éste vertiera las aguas bautismales sobre su cabeza, con un gesto que la pequeña princesita aguantó sin llorar, aunque luego su madre le tuvo que poner un chupete, mientras el coro de la iglesia y todos los invitados cantaban el salmo 248 “Tryggare kan ingen vara” (Nadie puede estás más a salvo), uno de los más conocidos en Suecia.
Durante la ceremonia, el rey Carlos Gustavo también tuvo un importantísimo papel, ya que impuso a la princesa Estelle la Real Orden de Serafine, la más importante de Suecia. Al lado de la Real Orden de Serafine, también se ha expuesto en la iglesia la corona del príncipe Oscar, mandada diseñar por el rey Oscar I en su coronación, en 1844. Se trata de una exclusiva joya, que se expone junto a los tesoros reales en el Palacio de Estocolmo.
Una vez concluido el Bautizo, los invitados fueron abandonando la Iglesia y Victoria y Daniel de Suecia salieron a saludar a los ciudadanos que desde esta mañana estaban a las puertas del palacio para poder vivir de cerca este momento histórico del bautismo de la primera hija de los Príncipes Herederos y segunda en la línea de sucesión al trono. Por su parte los invitados se desplazaron hasta la planta Bernadotte de palacio, donde los Reyes han organizado una recepción, antes del almuerzo.
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