La princesa Magdalena ha dado la bienvenida a la Navidad por todo lo alto. Muchas ciudades del mundo ya han protagonizado su tradicional encendido de luces con las que iluminan sus calles principales en estas fechas tan señaladas, pero la hija de los reyes Carlos Gustavo y Silvia desprende luz y felicidad allá a donde va.
Después de tres años de intenso trabajo en la ONG World Childhood Foundation (Fundación para los Niños del Mundo), fundada y presidida por su madre, Magdalena de Suecia vió recompensada su labor al servicio de los más desfavorecidos en el 'glamouroso' baile de Navidad organizado por la Sociedad Americoescandinava, donde recibió el premio Humanitario. A su llegada al Metropolitan Club de Nueva York donde tuvo lugar la gala, la hermana de la princesa Victoria se mostró muy emocionada y no dejó de sonreír ni un sólo instante. Fiel a su estilo, que le ha convertido en una de las mujeres más elegantes de la realeza europea, Magdalena lució un precioso vestido rojo con encaje en la parte superior que combinó con una chaqueta de piel, 'clutch' en tonos dorados y unos espectaculares y llamativos pendientes con forma de hoja.
La princesa está feliz y sólo hay que ver su rostro para demostrarlo. En el terreno profesional las cosas no le pueden ir mejor y en lo personal... Magdalena está viviendo un cuento de hadas junto a su novio, Chris O’Neill, el financiero de 37 años que le ha devuelto la sonrisa y quién sabe si las ganas de volver a creer en el matrimonio, después los duros momentos que vivió tras la ruptura de su compromiso con Jonas Bergström. ¿Protagonizarán la próxima boda real?