Fue vestida de verde, el color de la esperanza. La misma que quiere llevar a todos los niños necesitados para los que trabaja la Fundación Mundial para la Infacia, que fundó y preside su madre, la reina Silvia. Magdalena de Suecia asistió el pasado sábado al 54º Baile Internacional de Cruz Roja en Mar-a-Lago, la residencia de Donald Trump en Florida.
Instalada desde hace tiempo en Estados Unidos, donde dicen que ha vuelto a encontrar el amor, la menor de los hijos de los Reyes suecos fue invitada al baile por el matrimonio sueco Per y Asa Loof, residentes en Florida y colaboradores de Cruz Roja. Cuenta la prensa local que la princesa, que asistió acompañada por su jefe, Charlotte Brandin, director ejecutivo de la Fundación Mundial para la Infancia, aprovechó la cita para tomar nota de cara a un evento que quiere preparar en Florida este año a beneficio de la fundación.
Aunque se trataba de un evento privado, uno de los muchos a los que ha asistido desde que vive en Nueva York, sí se han hecho públicas varias fotografías del mismo. En ellas, podemos ver a Magdalena junto a diversos miembros de la alta sociedad estadounidense como el mismo Donald Trump, con quien posó para los medios.
La noche comenzó con la tradicional recepción en el salón de baile, donde la Princesa de Suecia se unió a los emisarios de Liechtenstein, Mónaco, México, los Países Bajos, Barbados, Sudáfrica y Hungría para recibir a los alrededor de 400 invitados. Acudieron hombres de negocios, políticos y famosos, que pagaron 1.000 dólares por persona para participar en esta gala benéfica. Stuart Bernstein, ex embajador en Dinamarca, ejerció de jefe de protocolo. Antes de que la orquesta les llamara a pasar al Gran Salón de Baile, donde se celebró la cena y posterior baile con música de Jimmy Vali y animado por Vic Damone, todos ellos tuvieron tiempo de conversar junto a la piscina y brindar por la ocasión.