Magdalena de Suecia ha vuelto a Estados Unidos. El país, que concedió a la Princesa una existencia anónima durante casi un año junto a su novio, Jonas Bergström, mientras realizaba en 2006 unas prácticas en UNICEF, y en el que confirmó su vocación humanitaria. Ha regresado sin su prometido en respuesta a aquella llamada filantrópica para visitar Nueva York y San Francisco con la Fundación Mundial para la Infancia (World Childhood Foundation), la ONG creada y presidida por su madre, la reina Silvia.
La princesa Magdalena ha aumentado en los últimos años de forma creciente su compromiso con esta organización, dedicada a mejorar las condiciones de los niños en todo el mundo. Impulsó el año pasado la creación de C2G, Segunda Generación de la Infancia, un foro para involucrar a la gente de su edad en los problemas de los niños, y participó con su madre en varias conferencias de la ONG en Estados Unidos y en Brasil. De forma paralela, la princesa Magdalena ha reforzado su conocimiento sobre el área estudiando por ejemplo un curso de psicología infantil en la Universidad de Estocolmo.
Un regalo sospechoso
La princesa Magdalena disfruta de su tiempo en Estados Unidos al cien por cien, pese al susto que se ha llevado durante su estancia. La Princesa fue objeto de una amenaza de bomba, según el periódico New York Post. Un individuo alterado psíquicamente y enamorado de la Princesa envió una caja con un supuesto artefacto explosivo a la dirección en Nueva York donde tiene su sede la ONG en la que trabaja la Princesa.
La policía de Nueva York se desplazó al lugar para constatar que la caja sospechosa no contenía ningún explosivo, sino varios cables, un radiocasete, un sujetador y un par de bragas, así como una carta de amor a la Princesa. Cuando llegó el paquete, la hija pequeña de los Reyes no se encontraba en el edificio. Al igual que ella, su hermana mayor, la princesa Victoria, también ha tenido con anterioridad problemas con admiradores enfermos mentales que le han enviado cartas de amenaza en varias ocasiones.