Tras asistir a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz, la princesa Mette-Marit viajó hasta Berlín para recoger un galardón muy especial: el corazón de oro. Un año más, la capital alemana se vistió de gala para recaudar fondos destinados a los niños más necesitados y la heredera noruega puso el toque royal a la noche. Con un vestido blanco de manga larga, escote redondo en la espalda y cola de tul, Mette-Marit lució espectacular en la gala benéfica 'Ein Herz fuer Kinder' (Un corazón para los niños) a la que también asistieron Plácido Domingo; Boris Becker con su esposa Lilly; la cantante Kilie Minogue y la actriz Goldie Hawn, entre otros.
Si hace dos años fue el príncipe Harry el homenajeado por su labor humanitaria y el año pasado fue la princesa Charlene, este año el galardón ha recaído en Mette-Marit de Noruega por su incansable dedicación a los niños y jóvenes más desfavorecidos. La heredera aporta su granito de arena a través de la fundación que creó en 2001 junto a su marido, Haakon de Noruega, y como embajadora de la ONU.
"Cuando se trata de sufrimiento humano ella olvida su condición de princesa y ayuda a la gente personalmente", dijo el presentador de la gala antes de entregar el premio a Mette-Marit. "Respetamos y apoyamos todos sus esfuerzos humanitarios. Aquí en Alemania, admiramos su compromiso", añadió mirando a la princesa. "Este premio es un gran honor", declaró en alemán una emocionada Mette-Marit. "Se trata del futuro de nuestros hijos, no podemos dejar de ayudar", concluyó y animó a la audiencia a seguir colaborando en función de sus necesidades. Durante la velada, en la que consiguieron recaudar más de 14 millones de euros, la princesa no dejó de sonreír y de charlar animadamente con los demás invitados.