La celebración del Día Nacional de Noruega tuvo un gran protagonista para la familia real: la princesa Ingrid Alexandra, de 8 años, que hizo su debut en la tradicional marcha infantil de las escuelas de Asker, el municipio a las afueras de Oslo donde reside con sus padres, los príncipes Haakon y Mette-Marit, y sus hermanos.
Pero antes de eso, estuvo con el resto de su familia y el perro Milly Kakao, que lucía un lazo al cuello con los colores de la bandera noruega y se convirtió en el otro protagonista de la jornada. Todos vestidos con los "bunad", los tradicionales trajes noruegos, para recibir en las escaleras del palacio de Skaugum a quienes participaban en el desfile infantil. Luego, sonriente, la princesa se unió a sus compañeros de clase de la escuela de Jansløkka para continuar la marcha, acompañada por Marius, hijo mayor de la princesa Mette-Marit fruto de una relación anterior, que cuidó de ella.
Como manda la tradición, hubo varios discursos, entrega de flores a los príncipes herederos y se cantó el himno nacional, en una marcha en la que participaron 23 escuelas de Asker.
El príncipe Sverre Magnus, de 6 años y que todavía es muy pequeño participar en el desfile, tuvo que contentarse con saludar de pie con sus padres a los escolares de Asker, a pesar de su impaciencia, que Haakon trató de calmar dándole algunos caramelos. Además, su madre se mostró en todo momento muy pendiente tanto de él como de la pequeña Ingrid Alejandra y, una vez más, nos regaló sus imágenes más tiernas deshaciéndose en mimos con sus hijos.
La tradición de que los príncipes herederos saluden a la marcha infantil se remonta a 1946, en tiempos del príncipe Olaf. Haakon y Mette-Marit son pues la tercera generación de príncipes herederos que participan en este acto que se ha convertido en una tradición cada 17 de mayo.
Finalizada la marcha, toda la familia se apresuró a cambiarse de ropa y desplazarse a Oslo, para saludar con los reyes Harald y Sonia a los participantes en la marcha infantil de las escuelas de la capital noruega desde el balcón del Palacio Real, en un acto que suele durar unas tres horas y que precede al tradicional almuerzo con el resto de miembros de la familia.
La reina Sonia, siempre ejemplo de elegancia, y la princesa Mette-Marit coincidieron en la combinación de colores de sus estilismos. Eso sí, la esposa de Haakon de Noruega llamó la atención por el original tocado con rejilla en tono azul marino que lució para el tradicional saludo en el Día Nacional del país.