Horas antes de la entrega en Estocolmo de los Premios Nobel de Física, Química, Medicina, Literatura y Economía, Oslo se ha vestido de gala para conceder el Nobel de la Paz “a todas las mujeres del mundo” y “en especial a las que han visto qué desastres produce la violencia despiadada”.
Este ha sido el homenaje que la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, ha realizado al recoger este preciado galardón que comparte con su compatriota Leymah Roberta Gbowee y la yemení Tawakkol Karman, distinguidas todas "por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y sus derechos a una participación plena en el trabajo de construcción de la paz", según el fallo del Comité Nobel noruego.
Ellen Johnson-Sirleaf es la primera mujer elegida democráticamente en África. Desde su nombramiento en 2006, ha contribuido a asegurar la paz en Libera, ha promovido el desarrollo económico y social y ha luchado por fortalecer los derechos de sus compatriotas. Leymah Gbowee ha movilizado a las diferentes organizaciones étnicas y religiosas de Liberia para acabar con la guerra, ha garantizado la participación de las mujeres en las elecciones y ha fomentado su influencia en África Occidental. Por su parte, Tawakkul Karman, ha jugado un papel importante en la lucha por los derechos de las mujeres, la democracia y la paz en Yemen durante la "primavera árabe".
El auditorio del Ayuntamiento de Oslo se emocionó con el discurso de Johnson Sirleaf. “No tengáis miedo de condenar la injusticia, aunque estéis en minoría. No tengáis miedo de buscar la paz, aunque habléis con una voz débil. No tengáis miedo de exigir la paz", dijo la presidenta de Liberia. Sus palabras arrancaron los aplausos de los reyes Harald y Sonia de Noruega y de los príncipes Haakon y Mette-Marit, que presidían una gala de la Paz marcada por la "tragedia" vivida hace cinco meses, cuando el ultraderechista Anders Behring Breivik mató a 77 personas en un doble atentado. Una de las víctimas fue Trond Berntsen, hermanastro de Mette-Marit, por eso la princesa agradeció el recuerdo que Johnson Sirleaf tuvo hacia todas ellas.
Al igual que el año pasado y el anterior, la reina Sonia se ha decantado por el color rojo para asistir a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz. En 2009, eligió este color para "premiar" al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y un año después volvió a utilizarlo para entregar simbólicamente este galardón al disidente chino Liu Xiaobo, condenado a 11 años de cárcel por defender los derechos humanos en su país.
Por su parte, Mette-Marit, que el año pasado no asistió a la ceremonia al encontrarse de viaje de formación con su marido y sus tres hijos, ha lucido un elegante vestido blanco de manga larga por encima de la rodilla y un discreto tocado negro, una combinación perfecta que recordaba a la que llevó el pasado mes de septiembre para recibir al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, y su esposa Tobeka.
Y mientras esto ocurría en Oslo, Estocolmo ultimaba los detalles de la ceremonia de entrega de los Premios Nobel de Física, Química, Medicina, Literatura y Economía que se ha celebrado en el Konserthuset (Sala de Conciertos). El rey Carlos Gustavo de Suecia ha entregado a los premiados la medalla y el diploma, con la imagen de Alfred Nobel, que les acredita como ganadores del Nobel en las diferentes categorías. Al acto también ha asistido la reina Silvia, así como la princesa heredera Victoria, su esposo, el príncipe Daniel, y el príncipe Carlos Felipe, mientras que la princesa Magdalena se encuentra en Nueva York para la celebración del centenario del segundo Premio Nobel otorgado a Marie Curie.