Si algo ha caracterizado este año el premio Nobel de la Paz es la polémica que se ha creado en torno a él. Otorgado al disidente chino Liu Xiaobo, condenado a 11 años de cárcel por defender los derechos humanos en su país, el premio no fue recogido por el interesado, a quien el régimen chino mantiene incomunicado en prisión. Las autoridades tampoco permiteron que su mujer viajara hasta Oslo para aceptar el galardón. Será esta la segunda vez en la historia que el premio no sea entregado en las manos de su titular: el primero fue Carl von Ossietzky, un periodista alemán a quien el régimen nazi no le permitió acudir a la entrega en 1936.
Los reyes Harald y Sonia de Noruega fueron los encargados de presidir la ceremonia simbólica de entrega de este Nobel en el Ayuntamiento de Oslo, en la que una fotografía del premiado y una silla vacía le representaron. La actriz Liv Ullmann recordó en su discurso unas declaraciones hechas por Liu después de haber sido condenado en las que el disidente manifiesta no tener “enemigos” ni sentir “odio” hacia Pekín. "El odio actúa como un corrosivo para la sabiduría y la conciencia de una persona" dijo entonces. Por su parte el presidente del Comité Nobel, Thorbjorn Jagland, lamentó la ausencia de Liu y dijo que el hecho de que no pudiera asistir por encontrarse encarcelado justificaba en sí mismo haberle concedido la distinción. Entre los asistentes estuvieron dos caras conocidas de la gran pantalla, los actores Denzel Washington y Anne Hathaway.
Otra de las ausencias notables en esta ocasión fue la de los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit quienes, desde finales del mes pasado, se encuentran realizando un viaje de formación de varias semanas con sus hijos. Aunque la Casa Real no ha informado del destino, según algunos medios noruegos se encuentran en la India. Por tanto serán los Reyes quienes acudan también esta noche al banquete de gala en el Grand Hotel de la capital.