No es que la apretada agenda de Mette-Marit de Noruega la obligue a ir corriendo a todos lados, que seguro que también, sino que la Princesa se echó literalmente a la carrera. Y es que la esposa del príncipe Haakon visitó un club deportivo en Lillenhammer, a las afueras de Oslo, y participó junto a los chavales en diversas actividades con motivo de la inauguración de los campeonatos nacionales para formaciones profesionales. Antes de asistir a este acto, la Princesa noruega había visitado la biblioteca de Lillehammer, que celebra su bicentenario, y los locales de la Cruz Roja.
Saltar por los aires, correr a toda velocidad, y reír con entusiasmo en cada prueba más difícil todavía no es lo primero que uno esperaría de un miembro de la realeza, pero la princesa Mette-Marit, que se enfundó una chaqueta y una camiseta negras, unos pantalones ajustados de lycra de color negro y unas deportivas, no se resistió a presenciar las pruebas desde la barrera y participó como una concursante más. La Princesa pareció divertirse de lo lindo. Y, con ella, los niños. Los jóvenes quedaron entusiasmados con la visita real, que seguro no olvidarán. No hay esfuerzo sin una dulce recompensa.