La versátil Paulina Ducruet y su 'había una vez'... una prenda
Había una vez... Un circo que alegraba siempre el corazón. Los populares payasos de la tele –primero Gaby, Fofó y Miliki y con posterioridad también Fofito, Milikito y Rody- podrían haber dedicado estas letras perfectamente al gran circo de Mónaco, que año tras año desde hace cuarenta nos pone el corazón (rosa) contento con el tradicional despliegue de glamour Grimaldi, de asombrosos números acrobáticos, del más difícil todavía y de risas, que no falten.
La Familia Principesca no ha faltado nunca al mayor espectáculo del mundo. Ya son tres generaciones las que antes o después a lo largo de estas cuatro décadas se han dejado hechizar por la magia del circo, desde los fundadores Raniero y Grace de Mónaco, pasando por las princesas Carolina y Estefanía y los actuales soberanos, los príncipes Alberto y Charlene, hasta Carlota Casiraghi, Paulina Ducruet y Camille Gottlieb o Andrea y Pierre Casiraghi y Louis Ducruet, con su ahora inseparable novia, Maria Chevallier, los últimos Grimaldi a los mandos del Principado.
Y, aunque en la actualidad son la princesa Estefanía -presidenta de honor del festival- y sus hijos los que puntualmente abren y cierran el telón de la glamurosa carpa, las buenas relaciones familiares y la pasión circense citan también en una u otra función al príncipe Alberto y a la princesa Carolina con alguno de sus hijos, esta vez, Pierre.
Pero una edición más Paulina Ducruet se convirtió en la estrella del Festival Internacional de Circo. Interrumpió de nuevo su retiro público sólo para la ocasión, y esta vez suponía un verdadero esfuerzo, ya que la separan miles de kilómetros de distancia de Mónaco, ahora que reside en Nueva York, donde estudia moda en la prestigiosa escuela Parsons School of Design.
Compensó así la larga ausencia con un repertorio de apariciones en las que desplegó belleza y elegancia. Como nos tiene acostumbrados, brilló y eclipsó con una puesta en escena tras otra más deslumbrante que la anterior. Ayer mismo hizo gala de su talento como estilista entonando su particular había una vez… una prenda que alegraba siempre los conjuntos. Paulina, como una verdadera maga, hizo trucos de moda y reconvirtió la nueva bufanda promocional, que días atrás pasó a ser un cinturón, en un top bandeau, incluso en una corbata para su tío, el príncipe Alberto. Y es que todo es posible en el mágico circo de Mónaco.