Las lágrimas de las abuelas, los apuros de las damas, un ramo para Bianca Brandolini y los invitados inesperados de la boda de Beatrice y Pierre
Una semana después del “sí, quiero” civil en Mónaco, Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo se han vuelto a casar -esta vez en una ceremonia religiosa- en Italia en una boda salida directamente del mejor cuento de hadas. Un escenario idílico, invitados VIP llegados de todas partes del mundo y una pareja muy enamorada, los ingredientes estaban servidos y los novios han sabido cómo hacer en las Islas Borromeas unas celebraciones a la altura de una boda real. Un enlace de ensueño con mil y un detalles inolvidables: las lágrimas de las abuelas, los apuros de las damas, el ramo para Bianca Brandolini, los asistentes inesperados...
Uno de los primeros en dejarse ver en la orilla de Stresa fue el propio Pierre Casiraghi, que salió del Gran Hotel de las Islas Borromeas con chaqué gris y corbata azul claro, escoltado por sus mejores amigos, que se habían vestido para la ocasión con chaleco amarillo a juego. Mientras su amigo Lapo Elkann dejaba una estampa entrañable por las calles de Angera llevando a algunos de los invitados más pequeños en un antiguo FIAT 500 –marca de la empresa familiar- con asientos de mimbre.
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Los invitados comenzaron a salir desde los hoteles más exclusivos de Verbano para subir en embarcaciones rumbo al isolino de San Giovanni, en ese momento se pudo ver como las abuelas de los novios se han hecho grandes amigas, la siempre sonriente condesa Marta Marzotto salió del hotel del brazo de Fernanda Pulici Biffi, madre de Stefano Casiraghi, que también iba acompañada por su hija Fernanda. Después la abuela de Beatrice -vestida con una de sus inconfudibles túnicas, un gran collar y un abanico a juego- fue rodeada por algunos de sus nietos, entre los que estaban Tommaso y Margherita. La "nonna" Marzotto estaba tremendamente feliz asistiendo a la segunda boda de su nieta.
Andrea Casiraghi, con su hijo Sasha en brazos, también ha salido del mismo hotel que su hermano junto a su mujer Tatiana Santo Domingo, allí también estaban alojados y ha hecho el paseíllo hasta el embarcadero la madre de la novia, Paola Marzotto -que apostó por un traje corto de cóctel- con su hijo Carlo Borromeo y la mujer de este, Marta Ferri, que llevaba uno de sus coloridos diseños de falda rosa y corpiño amarillo con bordados, un outfit con el que se mostró hace unas semana en sus redes sociales durante una de las pruebas. Además la diseñadora quiso vestir a su hijo a juego, así que el bebé lucía un peto amarillo y un pequeño canotier, pensado para protegerlo del sol aunque finalmente el día ha estado nublado.
Entre los invitados se ha podido ver a Lana del Rey con su novio el fotógrafo Francesco Carrozzini -que es hijo de la periodista Franca Sozzani, una amiga íntima de la familia que, como muchos de los invitados, también estuvo en la boda de Mónaco- Poppy Delevingne con su marido James Cook, Lauren Santo Domingo, Julio Mario Santo Domingo –que se casó en secreto el pasado mes de abril con Nieves Zuberbühler-, la joyera Sabine Getty -que se casó en Roma en mayo con el hijo del dueño de la agencia de imágenes Getty, una boda a la que asistieron Pierre y Beatrice-, Jessica Hart, Margherita Missoni, Eugenie Niarchos, Noor Fares con su marido Alexandre Al Khawam, la diseñadora Diane von Furstenberg y los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit de Noruega con su hijo Marius, que iba muy guapo también de chaqué como la mayoría de los caballeros.
Una de las presencias más esperadas, sobre todo para el público italiano, ha sido la de la modelo checa Alena Šeredová, la que durante nueve años fue la "Sara Carbonero" italiana ya que estuvo casada con el portero de la selección Gianluigi Buffon, con el que tiene dos hijos. Tras una separación, que fue de lo más comentada, la modelo ha comenzado a salir con Alessandro Nasi, gerente de Agnelli –el imperio de los vehículos propiedad de la familia Agnelli, del cual John Elkann, marido de Lavinia Borromeo, es presidente- y esta ha sido su primera aparición en público juntos.
Una vez en la isla –que es la residencia de veraneo del padre de Beatrice, el conde Carlos Borromeo, y la única que no está abierta al público- los invitados se encontraron con cojines esparcidos sobre el jardín, como se puede ver en la foto que ha compartido Lapo hablando con la que un día fue su novia, Bianca Brandolini d'Adda, que lucía un vestido de cuadros de Dolce Gabbana.
Aunque no se les vio en Stressa, en donde se encontraba la mayoría de los invitados y algunos miembros de la familia Grimaldi -entre ellos Pierre y Andrea Casiraghi-, en San Giovanni se pudo ver a la princesa Carolina -una de las pocas invitadas que llevó pamela-, a Carlota con un vestido de encaje color lima, a la princesa Estefanía de Mónaco, junto a sus hijas Paulina y Camille, y también a Christian de Hannover -hijo del príncipe Ernesto de Hannover- junto a su novia Alessandra de Osma, una pareja que reside en España.
La ceremonia, oficiada por el Padre Giuseppe Volpati, que dice conocer a la novia desde que era una niña, fue el final de cuento a los siete años de amor de la pareja. Tanto que las abuelas no pudieron evitar emocionarse: "Por supuesto que lloré. Son cinco o seis meses que llevo detrás de este matrimonio. Son tan maravillosos". También las lágrimas asaltaron a Fernanda Pulici Biffi: "Fue muy emocionante. Lloré. Eran tan hermoso ... ", declaró al periódico italiano La Stampa. Tan pronto como terminó la boda desde el Isolino llegaban las notas de "Volare" y "Guantanamera".
Aunque la bella it-girl italiana Bianca Brandolini había intentado pasar lo más desapercibida posible y las insistentes preguntas de los periodistas consiguieron de su boca como única respuesta un terminante: "Estoy en una boda de amigos, no tengo nada que decir", se convirtió en centro de miradas y suposiciones, cuando a la vuelta en el Gran Hotel de las islas Borromeas apareció con un repentino pequeño ramo de lirios en la mano. ¿Cortesía de la novia tal vez como manda la tradición?
La publicidad que este enlace supone para esta zona turística es enorme, por este motivo y por los lazos históricos que unen a la ciudad con la familia Borromeo –conocidos como los “señores del lago”- son muchos los habitantes que se han volcado para la ocasión, con el fin de recibir a los invitados. Un grupo de voluntarios se ha encargado de decorar las rutas previstas por los invitados. Para ello se han inspirado en los colores de la familia de los novios, el rojo y el blanco los colores de Mónaco, que también están presentes –junto al azul- en el escudo de armas de los Borromeo, en donde como curiosidad también figura un unicornio.
Según cuentan los medios de la zona el alcalde de Angera, Alejandro Paladini, escribió una carta de felicitación a la pareja y los invitó a participar en el festival de música que durante toda la semana está programado en el Lago. Gesto que la novia quiso agradecer con una llamada telefónica, según el propio alcalde a un periódico local: "Fue una agradable sorpresa recibir una llamada de Beatrice Borromeo, quien agradeció de forma gentil que la ciudad acogiera su boda. Somos conscientes que las celebraciones se desarrollarán en el ámbito privado y tendrán lugar en la fortaleza, pero es una gran oportunidad para que nuestro pueblo pueda dar a conocer y mostrar su belleza”.
Tras la ceremonia, la fiesta continuó, según aseguran los medios locales, en la Rocca de Angera, donde los invitados se vistieron con estilismos de noche, algo más formales, para esta nueva celebración del amor de Pierre y Beatrice. Los 600 invitados embarcaron en el "Piamonte", un enorme barco de vapor de hace más de un siglo, y recorrieron el paraíso Borromeo hasta el embarcadero de Angera, donde asistimos a los apuros de algunas de las damas, que tuvieron que salir en brazos del vapor debido a sus aparatosos vestidos de gala, como fue el caso de la hija pequeña de la princesa Carolina, la princesa Alejandra. También los novios cambiaron de look, ella para lucir un nuevo vestido de Armani y él pasándose del gris al negro.