Petanca y trajes regionales en la primera boda de Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo

El hijo de Carolina de Mónaco y la aristócrata y periodista italiana se han casado en una ceremonia íntima a la que le ha seguido un 'cavagnëtu' multitudinario

por hola.com

Vídeos cortesía de LaRepubblica.it, primer medio en publicar las imágenes de la llegada de los invitados al enlace civil de Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo

Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo se han dado esta mañana su primer “sí, quiero” en una íntima ceremonia civil, a la que le sigue una celebración multitudinaria aunque también sencilla y poco protocolaria, tal y como era el deseo de los novios.

Ha sido a las 11:30h de la mañana y en una ceremonia civil oficiada por el ministro de Justicia del Principado, Philippe Narmino, -el mismo que casó civilmente a los príncipes Alberto y Charlene y registró el nacimiento de los gemelos- cuando Pierre y Beatrice se han convertido en marido y mujer. Para presenciar ese momento, que ha durado unos veinte minutos, se han congregado en uno de los salones del Palacio setenta invitados. Solo la familia y los amigos más cercanos por lo que han estado los Grimaldi, Casiraghi, Borromeo y Marzotto. Beatrice había llegado minutos antes en un Bentley blanco clásico. Nada se ha podido ver de su traje de novia pero sí asomaba en la ventanilla su ramo de flores blancas.

Entre los primeros invitados en llegar, ya que eran los primeros citados, las familias de ambos contrayentes. Carlota Casiraghi tocada con una impresionante pamela y un vestido estampado en rojo y blanco llevaba en la mano un bolso grande, seguramente para llevar las cosas de su hijo Raphael. Carlota ha llegado con su pareja, Gad Elmaleh, el hijo de ambos y Alejandra, su hermana pequeña. Ambas hermanas han elegido unas altas plataformas para el día de la boda civil de Pierre, seguramento que al ser la fiesta en el jardín han preferido obviar los stilettos. Las guapísimas y rubias hermanas de la novia han llegado casi a la vez que Carlota. Lavinia con su marido, John Elkann Agnelli, y sus tres hijos, Leone, Oceano y Vita, quisieron hacerse una foto familiar de recuerdo los cinco frente al palacio antes de entrar a la ceremonia. Momentos después hizo su aparición Marta Marzotto, la abuela de Beatrice con una de las vaporosas y coloridas túnicas que suele llevar. La diseñadora Marta Ferri, esposa de Carlo Borromeo (hermano de Beatrice) ha querido mostrar en las redes sociales el estilismo que ha elegido para este día tan especial, con un vestido color coral con estampados en tonos azules y verdosos con cinturón, gafas de sol blancas, abanico y, al igual que Carlota, una pamela.

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Mientras los novios estaban firmando el acta matrimonial para el Registro Civil de Mónaco, el bullicio en los hoteles de lujo y el ir y venir de vehículos y microbuses rumbo al Palacio Grimaldi era constante. En pocos minutos la plaza exterior de la “fortaleza” Grimaldi se ha convertido en un aparcamiento y cerca de quinientos invitados han atravesado los muros para esperar para la gran aparición de los recién casados y celebrar junto a ellos un tradicional picnic al estilo monegasco.

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En esta ocasión, como en muchas de las anteriores, no se esperaba la presencia de miembros de otras casas reales, solo los que están dentro de la familia como el príncipe Antonius von Fürstenberg -marido de Matilde Borromeo- o los hijos de Ernesto de Hannover, los príncipes Ernesto y Christian, este último acompañado por su novia, Alessandra de Osma que ha elegido un vestido plisado bordado de cintas multicolores de Dior acompañado de un pequeño clutch Diorama y joyas de la firma española Suárez.

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Originales, atípicos, cosmopolitas y, sobre todo, muy orgullosos de sus raíces. Los novios han sugerido a sus invitados –llegados de todo el mundo- que podían vestir con trajes regionales o elegir oufits que recordaran a vestimentas tradicionales. Es decir, que si había invitados españoles y se esperaba a Aldo Comas y Macarena Gómez, bien podría haber ido la actriz con traje de gitana.

Predicando con el ejemplo, Pierre se ha vestido como un caballero de la Camarga francesa, lugar en el que desemboca el río Ródano, zona de ganadería y de cultivos de arroz. Y es que si algo buscaban los novios es que esta celebración les recordara a su infancia, así que el novio ha revivido sus años en La Provenza, lugar en el que la princesa Carolina se refugió con sus tres hijos tras la trágica pérdida de Stefano Casiraghi en 1990. Queda sin embargo sin resolver (de momento) si la novia iba a optar por uno o dos vestidos y eso que siendo una de las aristócratas más bellas y elegantes del mundo la expectación por conocer el look que ha elegido es máxima.

En ese momento las cocinas del palacio funcionaban a pleno rendimiento, y en los jardines estaba todo preparado para el multitudinario cavagnëtu, palabra monegasca que designa a la tradicional cesta de picnic y se utiliza para referirse a estos informales encuentros en el jardín típicos de Mónaco y de La Provenza. Mesas largas para el buffet y algunas redondas con sillas para que los invitados pudieran tomar asiento de modo informal salpicaban el jardín que rodea a la piscina.

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El príncipe Alberto, que siempre ha guardado una excelente relación y ha sido un gran apoyo para sus sobrinos, ha sido quien ha abierto el turno de brindis para dar la bienvenida a los invitados y también para desearle todo lo mejor a la nueva pareja.

Siguiendo ese espíritu tradicional y campestre los invitados han encontrado algunas sorpresas ocultas en los jardines: un espacio destinado a la petanca y otro con un Mât de Cocagne o cucaña, un juego que consiste en trepar por un mástil para coger un premio que se encuentra atado al otro extremo, una diversión que se originó en Nápoles en el siglo XVI y pronto se extendió por las fiestas populares de Italia, Francia o España, hasta llegar a América del Sur.

En el mismo jardín que Raniero y Grace posaron por primera vez juntos dando inicio a un amor de leyenda, Pierre y Beatrice han dado sus primeros pasos de su nueva vida. Un amor que comenzó hace siete años en la Universidad Luigi Bocconi de Milán y que supone para el hijo de la princesa Carolina una vuelta a sus raíces italianas, puesto que su padre Stefano era de allí y también los fueron los primeros Grimaldi, originarios de Génova.