Así contó ¡HOLA! el bautizo de Alberto de Mónaco
Sus padrinos fueron el príncipe Luis de Polignac y la reina Victoria Eugenia de España
El próximo 10 de mayo Mónaco se vestirá de gala para celebrar el bautizo de los príncipes Jacques y Gabriella y nosotros hemos echado la vista atrás para recordar cómo fue el bautizo de su padre, el príncipe Alberto. La revista ¡HOLA! cubrió la celebración de la mano de su enviado especial José María Bayona. Dedicó un total de ocho páginas al evento, con numerosas fotos e información detallada, y una portada espectacular en la que aparecían Raniero de Mónaco y la princesa Gracia con el heredero en brazos.
El bautizo del príncipe Alberto se celebró con gran suntuosidad en la catedral de Mónaco un día después de su presentación oficial al pueblo. Era domingo, 20 de abril de 1958, y lucía un sol espléndido. Las calles del Principado se adornaron para la ocasión y varios grupos de folklore tradicional se sumaron a la celebración con sus canciones. Minutos antes de las once, el cortejo principesco llegó a la catedral entre el estruendo de las 101 salvas protocolarias y los aplausos de los ciudadanos.
4.000 ramos de lilas blancas, 2.500 lirios y 6.000 tulipanes decoraban el templo. Primero hicieron su entrada los padrinos del príncipe Alberto, el príncipe Luis de Polignac, vestido con el uniforme de la Órden de Caballeros de Malta, y la reina Victoria Eugenia de España. Después, el príncipe Alberto en brazos de su “nurse” y por último, los soberanos de Mónaco. Raniero vestía su uniforme de soberano, con la banda de Gran Señor de la Órden de San Carlos cruzada en el pecho y sus condecoraciones. La princesa Gracia, por su parte, lucía un precioso vestido rosa, chaqueta de piel y un casquete.
Al término de la ceremonia bautismal, que fue oficiada por el arzobispo de Marsella, monseñor Delay, el cortejo abandonó la catedral y se dirigió al palacio, donde una multitud esperaba para ver a los príncipes en los ventanales del Salón de los Espejos. La princesa Gracia llevaba en sus brazos al príncipe Alberto y el príncipe Raniero a la princesa Carolina, quien protagonizó un tierno momento al dar un beso en la frente a su hermano.
El recién nacido fue bautizado con un traje de cristianar de confección internacional. Según escribía José María Bayona en su crónica de ¡HOLA!, "el abrigo de cristianar del pequeño príncipe Alberto ha sido encargado por la princesa Gracia a la casa Lanvín de París; diseñado por Antonio del Castillo, el traje es de satén blanco, forrado con suave seda bordada de delicadas florecillas. Es muy largo y se abrochaba con seis botones forrados de seda blanca. El traje ha sido realizado entre americanos, franceses y monegascos".
Al bautizo del príncipe Alberto acudieron menos celebridades que a la boda de sus padres. La presencia más destacada fue la de la madrina, la reina Victoria Eugenia de España, pero también asistieron los soberanos de Yugoslavia, la princesa de Montenegro, la condesa de Rochefoucaud, la marquesa de Noailles, el príncipe Guy de Polignac, los académicos M. George Duhamel, André Maurois, Marcel Pagnol, Maurice Genovoix y Jean Cocteau.
A las cinco de la tarde, los soberanos ofrecieron una recepción al cuerpo diplomático y por la noche se celebró una cena de gala en el Sporting de Mónaco.
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