Lo suyo no ha sido un idilio fugaz como algunos predijeron, tres años después de que se enamoraran en París, Carlota Casiraghi y Gad Elmaleh siguen viviendo una historia de Amor. En mayúscula como sólo puede ser cuando hay hijos de por medio. Se conocieron a finales de diciembre de 2011 en una cena con amigos comunes. Dicen que fue un flechazo: ella, una de las princesas más atractivas de Europa (si no la más), y él, el cómico más querido de Francia, sencillamente no fueron inmunes a sus respectivos encantos, pese a la edad -los 15 años de diferencia- y demás contrastes.
La primera señal de los cambios que se precipitarían no llegó hasta un año después, cuando oficializó su relación con el actor asistiendo juntos al tradicional Baile de la Rosa con toda la familia Grimaldi. Un acto en el que fuimos testigos privilegiados de su amor en cada gesto, como aquella embelesada mirada de Gad que parecía no terminar de creerse su suerte de ser el príncipe azul de este cuento de hadas. Una aparición estelar en la que, según se sospecha, la pareja ya guardaba su secreto, su paternidad del hoy pequeño Raphaël. Tras su presentación oficial como pareja, desaparecieron del mapa social y volvieron a hacer alarde de su discreción. Las pruebas gráficas de que su amor seguía viento en popa llegaron a cuentagotas y para los más impacientes incluso con tardanza en los acontecimientos familiares –la boda soñada de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo y compromisos oficiales en Palacio- en los que Gad siempre ha sido un Grimaldi más.
Carlota y Gad siguen mostrándose como la pareja perfecta y silenciando a su paso los rumores de crisis como en la gala benéfica El Gran Gastby, la causa de Andrea Casiraghi y por extensión de toda la familia, a la que asistieron juntos en el Pavillon Gabriel de París o, como publica ¡HOLA! esta semana, hace tan solo unos pocos días cuando, tras una corta estancia en Estados Unidos, se les vio a ambos, muy unidos y acaramelados, de vuelta a casa. Y es que el distanciamiento de la pareja no es de ahora y es más físico que sentimental debido a sus obligaciones profesionales: por un lado la gira teatral por Francia y Bélgica del cómico que tiene programadas casi cuarenta funciones hasta la próxima Navidad y por otro los compromisos oficiales y sociales, así como la dedicación a la hípica de Carlota.
Lo cierto es que desde que empezaron a salir han mantenido una relación a distancia. Han pasado largas temporadas separados, incluso durante el embarazo, por motivos de trabajo y, en ausencia del actor, Carlota siempre ha regresado a Mónaco para estar cerca de su madre, la princesa Carolina. Pero cuando sus agendas se lo permiten es fácil ver a la pareja disfrutando de unas vacaciones en Los Ángeles, verles paseando con su hijo Raphaël por París, donde residen, o ver a padre e hijo asistiendo a los entrenamientos de hípica de Carlota, como hace tan solo unos días. Son contadas las apariciones reales de Gad Elmaleh, pero todas ellas significativas, y reafirman una y otra vez que están felices y enamorados.