Los Grimaldi se suben al podio del 'glamour' en la gala del Gran Premio de Mónaco
Igual que el rey Midas convierte en oro todo lo que toca, los Grimaldi convierten en glamour todas sus citas. Después del Gran Premio de Mónaco, hemos vuelto a asistir a la tradicional pasarela de belleza y distinción de todos los años durante la gala en honor al campeón de la competición de Fórmula 1 en el Principado, que esta vez se trataba del alemán Nico Rosberg (Mercedes) tras imponerse al británico Lewis Hamilton (Mercedes). Como siempre, y pese a las notables ausencias de la princesa Carolina y de su hija mayor, Carlota Casiraghi, dos reinas del estilo, la Familia Real principesca no defraudó las altas expectativas.
Los príncipes Alberto y Charlene presidieron la velada junto a Andrea Casiraghi y su esposa, Tatiana Santo Domingo, que se casaron por lo religioso en una gran boda blanca a principios de este año, y junto a los inseparables Pierre Casiraghi y su novia, Beatrice Borromeo, que cumplen seis años de amor consolidado convertidos en la gran baza de los seguidores de los Grimaldi que sueñan con otra boda real regada de glamour.
Las tres damas dieron muestra de la merecida fama de elegancia. La princesa Charlene sigue la senda de sus antecesoras y dejó varias bocas abiertas con un llamativo look en fucsia con complementos -brazalete y clutch- en oro y maquillaje de noche muy marcado. Tatiana Santo Domingo, fiel a su estilo boho-chic, vistió un vestido largo verde agua con adornos de pedrería en los tirantes, que combinó con un fular y un clutch a tono. Como única joya, lució unos pendientes largos con forma de pluma. Beatrice Borromeo se decantó por un traje de corte más romántico en tono crema y estampado floral en rosa. Un vestido largo con cuerpo entallado y falda con caída, que remataba un fajín rosa en la cintura. La novia del homenajeado, Vivian Sibold, que lució un vestido bicolor cuajado de lentejuelas, también se subió al podio de la elegancia de Mónaco. Otra vez todo un escaparate de glamour para el mundo.