Mónaco es un hervidero de rumores y apuestas acerca del esperado nacimiento del bebé de Carlota Casiraghi. Y es que mientras la vida de Carolina de Mónaco se ha contado del derecho y del revés desde antes incluso de su llegada al mundo, dándose a conocer para su suerte y para su desgracia, en sus alegrías y en sus penas, todos los capítulos de la existencia de esta Princesa de leyenda -hoy ya abuela-, en cuestión de una generación la privacidad rige la crónica de sus hijos y hoy resulta casi imposible saber de sus bodas, de sus embarazos... De sus vidas.
El nacimiento del segundo nieto de la princesa Carolina seguirá previsiblemente las pautas de siempre, ya anticipadas por Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo cuando se convirtieron el pasado 22 de marzo en padres del pequeño Sacha: ni habrá comunicado oficial ni tampoco presentación del bebé. Nada extraño. Tampoco hubo confirmación del embarazo. Rumores de toda índole compensan el vacío informativo. Que si espera un niño, que si se baraja como opción principal el nombre de Stefano (un emotivo homenaje de Carlota a su padre, fallecido en un trágico accidente mientras competía en los campeonatos mundiales de OffShore), que si luego tal vez se casen... Demasiados que si en espera de una confirmación o de un desmentido del tiempo.
El lugar elegido para el parto es de los pocos datos ciertos a las puertas del feliz acontecimiento. Siguiendo los pasos de su madre, Carlota Casiraghi dará a luz en el hospital Princesa Gracia, el mismo en el que ella nació hace 27 años. Este centro hospitalario, que el verano pasado renovó completamente sus instalaciones, ya está preparado, según el diario Nice Matin, para la llegada al mundo del nuevo Grimaldi: una habitación de 70 metros cuadrados con dormitorio, baño y saloncito y la más moderna tecnología para ofrecer el servicio de un hotel de lujo. El doctor Alain Treisser, al frente de la maternidad, velará para que todo esté dispuesto en la suite Maternité en el momento en que empiecen las primeras contracciones.
Gad Elmaleh, un papá a la espera
No estará sola para entonces. Cierto es que hasta hoy Carlota Casiraghi ha pasado la mayor parte de su embarazo en silencio y en solitario. Sin compromiso oficial ni boda a la vista con el padre de su hijo, el actor Gad Elmaleh, ha estado los últimos días de su estado de buena esperanza dando largos paseos por Montecarlo, ultimando la habitación y el armario de su bebé con jornadas de compras y salidas privadas con su madre y sus amigas más queridas. Sin hacer una sola declaración, en la línea marcada por palacio, y siempre a la espera de Gad, quien, aunque ha proclamado públicamente su inmenso amor por ella, se ha hecho desear, y mucho, a la hora de acompañarla tanto en sus salidas privadas como en sus citas oficiales.
Pero el espectáculo siempre debe continuar y el actor francés se encontraba inmerso en su gira: primero por Estados Unidos, luego por Canadá y finalmente por Francia hasta regresar de nuevo a su lado en Mónaco, donde hoy, 11 de diciembre, presenta también en la Sala de los Príncipes su espectáculo Sans Tambour. Tres días de actuaciones con las que cerrará su gira teatral hasta el 8 de enero de 2014 -luego tendrá un año de nuevo repleto de trabajo. Su llegada a Montecarlo, como es natural, la ha hecho coincidir con el nacimiento de su hijo. Y es que es también un papá a la espera dispuesto a no perderse ese último momento.
Cuando Carlota llegó al mundo
El nacimiento de Carlota Casiraghi (3 de agosto de 1986), sin título alguno de nobleza, no fue anunciado oficialmente hasta el día siguiente. El único reconocimiento de su linaje fue la caricia en la frente que su abuelo Raniero de Mónaco le hizo antes de salir para presenciar el combate de boxeo que pocos minutos más tarde debía comenzar en el estadio Louis II. El feliz acontecimiento se había esperado con confiada calma. Carolina de Mónaco redujo considerablemente en las últimas semanas de embarazo sus actividades oficiales; Stefano Casiraghi anuló todos sus viajes de negocios en los días previos al nacimiento para estar junto a su esposa o muy cerca de ella y los padres de Stefano se trasladaron al Principado también pocos días antes para estar con su nuera en aquellos felices instantes y completar el cuadro de dicha familiar.
Pero no por esperado dejó de resultar un tanto imprevisto. La princesa Carolina estaba en Roc Agel, residencia estival de los Grimaldi, situada en las alturas de Cap-d'Ail, cuando comenzó a sentir los primeros dolores de parto y fue trasladada en el Mercedes de su padre al hospital Princesa Gracia, donde había reservadas para la Princesa dos habitaciones de color de rosa en la ultramoderna ala Oeste de dicho centro médico. Todo estaba preparado para el alumbramiento. Emile Hervé, el famoso especialista en ginecología y obstetricia que intervino en el nacimiento del primer hijo de la princesa Carolina el 8 de junio de 1984, había llegado de París días atrás. Stefano y el príncipe Raniero esperaron la llegada de Carlota impacientes, pero no solos, pues les acompañaban los príncipes Alberto y Estefanía.
El comunicado oficial de palacio, emitido el día 4 de agosto a las 13:00 horas, anunció que Carlota María Pomeline Casiraghi vino al mundo a las 19:10 horas del 3 de agosto. Pesó al nacer 3,1 kilos y midió 47 centímetros. El parto tuvo lugar espontáneamente, sin recurrir a la anestesia ni a otra medicación, por deseo de la Princesa que, al igual que la pequeña, se encontraba en excelentes condiciones de salud. Y el Príncipado de Mónaco manifestó en seguida su alegría por el nacimiento de la pequeña Carlota.