Alberto y Charlene de Mónaco concluyen hoy su viaje de carácter oficial a Rusia. Una visita de tres días en la que han contado con los servicios de Corinna zu Sayn-Wittgenstein como asesora de la Princesa y en la que han cumplido con una apretada agenda a lo largo de su breve estancia. La destacada presencia de la princesa Corinna como parte de la delegación monegasca no pasó inadvertida, a pesar de la rigurosa etiqueta en negro, durante la audiencia del Santísimo Patriarca Kiril de Moscú y toda Rusia a los príncipes Alberto y Charlene en la Residencia Patriarcal y Sinodal en el Monasterio Danilovski, el claustro monástico más antiguo en Moscú y el centro administrativo y espiritual de la Iglesia rusa.
Su relación no es de ahora. Estuvo en la Boda de Alberto y Charlene de Mónaco, sin olvidar que también es conciudadana de los Príncipes, ya que cuando la agenda de trabajo se lo permite vuelve a Mónaco, donde reside en los exclusivos apartamentos Le Montaigne. Pero esta colaboración deja de manifiesto que la princesa Corinna continúa desarrollando su labor profesional y prestando sus servicios de asesoramiento e intermediación a Jefes de Estado y miembros de la realeza de todo el mundo.
Ambas damas, la princesa Charlene y su asesora, que compartieron almuerzo en Nueva York, con ocasión de la Asamblea General de la ONU, ocuparon asientos contiguos al del príncipe Alberto y al otro lado de la mesa del Santísimo Patriarca, que señaló: “Al igual que en tiempos pasados, a los rusos les encanta ir a Mónaco, y ahora que Rusia se convirtió en un país abierto, muchos rusos visitan el Principado, y algunos de ellos son residentes de su país”. Tras mencionar que, visitando Mónaco hace cinco años, observó que un gran número de personas hablaban en ruso, a los que describió como un “puente humano vivo entre nuestros dos países”, deseó al Príncipe de Mónaco una estancia exitosa y agradable en Rusia y expresó la esperanza “de que esta visita contribuya al desarrollo de las relaciones entre nuestros países y nuestros pueblos”.
Por su parte, el príncipe Alberto, en nombre de su esposa y de su comitiva, agradeció al Primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa “por la gentileza, por la invitación”. Explicó que los dos países tienen una relación larga y destacó que en nuestro tiempo estos lazos han recibido un nuevo impulso: “Además de la dimensión diplomática y política, nuestros nexos tienen un aspecto cultural”. Luego anfitriones e invitados posaron en la fotografía de familia, incluida la muy sonriente princesa Corinna.
Otro de los actos cruciales, esta vez sin damas, fue la reunión entre el Príncipe monegasco y el Presidente ruso, Vladimir Putin, en el que abordaron diversas cuestiones de cooperación entre ambas naciones en aspectos comerciales, económicos y culturales bilaterales. Además de la audiencia privada con el presidente Putin y de su asistencia al intercambio de documentos que confirman la unión de Rusia a The Mediterranean Science Commission (CIESM), el Príncipe monegasco realizó una ofrenda floral a la Tumba del Soldado Desconocido en conmemoración a los soldados soviéticos fallecidos en la Segunda Guerra Mundial.
Alberto de Mónaco fue homenajeado con el título de Doctor Honoris Causa del Instituto Estatal de Moscú de Relaciones Internacionales y asistió a una cena del prestigioso chef monegasco Alain Ducasse, y cómo no Charlene de Mónaco puso el toque de glamour, con un vestido gris perla de pronunciado escote en V con trasparencias, en una gala a la que asistieron diversas personalidades rusas antes de participar en los últimos dos días de su viaje en las ceremonias de llegada y relevo de la Antorcha Olímpica.
Fotografías: @Eric Mathon - Palais princier
S. Vlasov/Patriarca de Moscú y Rusia