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Carolina de Mónaco celebra hoy uno de sus cumpleaños más especiales. No por la cifra, 56 años, sino por sus circunstancias: viene en camino su primer nieto. El bebé que esperan su hijo mayor, Andrea Casiraghi, y la prometida de este, Tatiana Santo Domingo, y que hará de ella una de las abuelas más guapas y glamourosas de la realeza, viene -nacerá en febrero- a coronar la felicidad conquistada en su madurez. Y es que la Princesa ha cambiado y no parece haber una vuelta atrás. Por ello, y para rendir honores a una vida de leyenda y de tragedia, recorremos a través de sus imágenes el camino de rosas y espinas que arrastra tras de sí: su llegada al mundo en un cuento de hadas, su apasionada adolescencia en París, las fotos mil veces publicadas abrazada a Philippe Junot sobre la cubierta de un barco; Carolina, ya divorciada y huérfana de madre, dejándose querer por Roberto Rossellini; la Princesa rota de dolor por la muerte de Stefano Casiraghi; la campesina que cría sola a sus tres hijos (Andrea, Carlota y Pierre) y viste vestidos provenzales cuando se refugia en los brazos del actor Vincent Lindon; la Princesa coronada con los títulos y las joyas de los Hannover tras su matrimonio en 1999 con el príncipe Ernesto y el nacimiento de su cuarta hija, la princesa Alejandra; la Princesa serena en su último desamor y, finalmente, la nueva Carolina ilusionada ante la llegada de los nietos.