El príncipe Alberto de Mónaco y la princesa Charlene llegaron ayer a Florencia para realizar una breve visita por la ciudad. Nada más pisar tierra italianas la pareja se dirigió al palacio Vecchio, el símbolo del poder civil situado en la plaza de la Signoria, donde el 'principesco' matrimonio fue recibido calurosamente por los ciudadanos y los funcionarios del gobierno, incluyendo al alcalde Matteo Rienzi y su mujer Agnese.
Charlene eligió para esta cita un diseño cóctel, tornasolado en tonos nude y champán, con cuello a la caja, sin mangas y formado por paneles dispuestos en 'patchwork' al que la princesa añadió un abrigo de paño a juego que completó con un suave maquillaje y su pelo rubio peinado hacia atrás formando un pequeño tupé. Tras saludar a la multitud, Charlene caminó al lado de Alberto de Mónaco hasta el Salón de Clemente VII, admirando la gran belleza de las paredes y los techos de esta emblemática construcción.
Una vez en la menciona estancia, se produjo el intercambio de regalos. El príncipe Alberto entregó al alcalde Renzi un florero en tonos verde y oro, mientras que a su esposa Agnes le dio un pañuelo con el escudo de armas del Principado de Mónaco.
El alcalde de la capital toscana ofreció a la pareja real una reproducción de los famosos vasos neonazaries expuestos en el Museo de arte londinense Victoria & Albert, así como una jarra denominada con el nombre de Federica obra de Luca Mario Giusti. Ambos objetos están inspirados en el Renacimiento y los modelos seleccionados para agasajar a los príncipes monegascos fueron elegidos en tonos rojos y blancos fusionando así los colores de Florencia y el Principado de Mónaco. Además de estos regalos, Charlene recibió un precioso ramo compuesto también con flores rojas y blancas.
Tras este encuentro, la pareja real se trasladó al hotel donde se alojaban, antes de acudir como invitados de lujo a la segunda edición del 'Baile Giglio' celebrado en el Palacio Pitti.
A las 19:30 horas en punto, Alberto y Charlene hicieron su magistral entrada en el baile, inspirado en el tradicional Baile de la Rosa de Mónaco. Ella con un impresionante vestido negro con la espalda al descubierto y con delicados volantes y pliegues adornando su escote. Un cinturón ceñido a su cintura completaba el diseño. Alberto, por su parte, se decantó también por un traje negro, que completó con una camisa blanca y una pajarita.
Los príncipes, que compartieron cena con cerca de 300 invitados, fueron los encargados de inaugurar el baile, y Alberto cedió a Charlene el honor de cortar la cinta que daba acceso al Salón Blanco, en el que la pareja se marcaría un vals. Los príncipes intercambiaron miradas, hicieron un brindis y se profesaron numerosos gestos de cariño, y es que prácticamente son unos recién casados.
El 'Baile del Giglio' está promovido por el Consulado Honorario del Principado de Mónaco en Florencia, quien estuvo representado por su cónsul Alessandro Giusti, y patrocinada por Gucci. La mitad de los beneficios recaudados de este distinguido evento serán destinados a la fundación del príncipe Alberto de Mónaco, comprometida con la protección del medio ambiente y promoción del desarrollo sostenible a escala mundial y la otra mitad irán destinados a la conservación de los diferentes museos de Florencia.