El corazón de oro de la princesa Charlene

La esposa de Alberto de Mónaco fue homenajeada por su labor humanitaria en la gala benéfica 'Ein Herz fuer Kinder' (Un corazón para los niños) que se celebra anualmente en Berlín

por hola.com

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Fiel a su estilo, con un original diseño palabra de honor de color vino, chal a juego y un romántico recogido, la princesa Charlene deslumbró y puso el toque royal en la gala benéfica 'Ein Herz fuer Kinder' (Un corazón para los niños), que un año más se celebró en Berlín (Alemania) para recaudar fondos destinados a proyectos y obras de caridad para ayudar a los más pequeños. La ocasión lo merecía y es que la esposa de Alberto de Mónaco fue la gran protagonista de una noche mágica llena de solidaridad en la que numerosos rostros conocidos quisieron aportar su granito de arena, como Boris Becker, que acudió junto a su esposa Lilly; la cantante Tina Turner; la nueva promesa de la música británica, Ronan Parke, o la actriz Helen Mirren, entre otros muchos.

Si el año pasado fue el príncipe Harry el que fue homenajeado por su labor humanitaria (hace cinco años creó la fundación Sentebale para ayudar a los niños huérfanos y enfermos de Sida), en esta ocasión ha sido la princesa Charlene la que ha recibido el premio 'Corazón de oro' en reconocimiento a su incansable lucha por ayudar a los niños más desfavorecidos de su Sudáfrica natal a través de su Fundación Princesa Charlene.


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"Quiero dar las gracias a esta maravillosa organización. Este premio significa mucho para mí y lo acepto con gran orgullo y alegría en nombre de los innumerables voluntarios que trabajan día a día muy duro para ayudar a a los niños que más lo necesitan", aseguró Charlene durante su discurso. "Esta es la noche de los niños y ayudarles es una lucha que no debemos olvidar", concluyó. Durante la velada, en la que consiguieron recaudar más de 13 millones de euros, la princesa no dejó de sonreír y de charlar animadamente con los demás invitados. Y es que la esposa del príncipe Alberto estaba especialmente emocionada ya que se reencontró con una de sus grandes amigas, la nadadora Franziska von Almsic, con la que además de recordar sus tiempos como deportista olímpica, fue la encargada de entregarle el premio.