Las joyas que Alberto de Mónaco ha regalado a la princesa Charlene

Hasta el próximo 11 de noviembre, el Museo Oceanográfico de Mónaco alberga una exposición sobre la boda real en la que se puede contemplar la tiara Océan de los joyeros Van Cleef et Arpels

Por hola.com

La princesa Charlene apostó por la sencillez el día de su boda. No llevó tiara, ni pendientes, ni pulseras… Únicamente adornó su pelo con el broche floral de diamantes del siglo XIX que le prestó su cuñada, Carolina de Mónaco. Puede parecer extraño que una princesa no lleve tiara, pero en la dinastía Grimaldi es algo bastante común. La princesa Gracia lució un bonito tocado realizado en seda y bordado con semillas de perlas, palomas y flores de naranjo y la princesa Carolina llevó en la fiesta previa a su enlace con Phillipe Junot la tiara Van Cleef et Arpels que Raniero III encargó a los joyeros para sorprender a su esposa.

Charlene de Mónaco, al contrario que otras princesas europeas, no ha heredado ninguna joya de la familia Grimaldi. Cuando falleció la madre de Raniero III, Carlota Grimaldi, fue su nieta Carolina quien las heredó, por eso la princesa Gracia nunca ha lucido sus tiaras. Las joyas que posee la princesa Charlene son regalos de su esposo, Alberto de Mónaco, son joyas creadas expresamente para ella.


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Tiara-Collar Océan de Van Cleef et Arpels

El príncipe Alberto confió en los joyeros Van Cleef et Arpels para obsequiar a su mujer con un regalo eterno: un collar de 850 diamantes y 359 zafiros de tonalidades diferentes que representan la espuma del mar y que cuenta con 11 diamantes de cuatro quilates cada uno que simbolizan gotas de agua. También puede convertirse en tiara.


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Tiara de Lorenz Baümer

La diadema que lució en la fiesta posterior a su boda religiosa con Alberto de Mónaco es un diseño de Lorenz Baümer. Está realizada en diamantes y, según explica su creador, la soberana tenía muy claro desde el principio cómo quería que fuera: sencilla e informal. La joya está inspirada en el mar, la gran pasión de Charlene, y su forma asemeja la cresta de una ola. Los diamantes están combinados con oro blanco lo que provoca un maravilloso juego de luces y sus 11 varillas concluyen con un diamante de ocho quilates. Además de adornar el pelo, puede llevarse como collar y como broche.


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Para adornar sus manos, Charlene tiene dos preciosos anillos, también regalos de Alberto de Mónaco. La alianza de 18 quilates de oro blanco y platino de la firma Cartier y la sortija de diamantes de Repossi que Alberto II compró a su "princesa" para la petición de mano.

Hasta el próximo 11 de noviembre, el Museo Oceanográfico de Mónaco alberga una exposición sobre la boda de los príncipes Alberto y Charlene en la que se pueden contemplar, además del collar-tiara de los joyeros Van Cleef et Arpels, el vestido de novia, una preciosa creación del diseñador italiano Giorgio Armani.