Los pasos de Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock desde que son prometidos son los más seguidos del planeta. De norte a sur y de este a oeste, dentro y fuera de sus fronteras, la pareja acapara todas las miradas en su peregrinaje por compromisos oficiales, actos benéficos y acontecimientos deportivos. Tampoco han pasado inadvertidos en Barcelona, su última parada. El soberano monegasco y la nadadora sudafricana han realizado hoy su primera visita a la Ciudad Condal después de anunciar su compromiso matrimonial.
El Príncipe, miembro del Comité Olímpico Internacional, y su prometida han viajado a la capital catalana para presenciar la actuación del atleta monegasco Brice Etes en la semifinal de los 800 metros durante el Campeonato Europeo de Atletismo que se celebra desde ayer hasta el 1 de agosto en Barcelona. Los espectadores de las carreras fueron testigos privilegiados de sus besos, de sus miradas de complicidad y de su felicidad por su futuro enlace el 9 de julio del 2011 en el Principado.
Pero tal vez su visita no acabe en las pruebas deportivas y aprovechen su estancia para hacer un turístico recorrido por las zonas más emblemáticas de la ciudad: la Sagrada Familia, del arquitecto Antoni Gaudí; la casa Batlló y las colindantes del Paseo de Gracia, la casa Amatller, de Josep Puig i Cadafalch; la Casa Lleó Morera, obra de Lluís Domènech i Montaner; y la Casa Miralles, de Enric Sagnier i Villavecchia, sin olvidar el parque Güell, cercano al Tibidabo. Lo veremos.