La piscina del Palacio Grimaldi se parece hoy día a la cinematográfica de la Escuela de Sirenas de Esther Williams. Y es que la segunda hija de la princesa Estefanía, fruto de su matrimonio con su ex guardaespaldas, Daniel Ducruet, Paulina, sigue los pasos en la natación profesional de su tía política: la antigua campeona sudafricana Charlene Wittstock, hoy prometida de Alberto de Mónaco.
La joven, que siempre demostró cualidades gimnásticas -participó hace años en un arriesgado número circense de doma de un elefante con Franco Knie-, habrá contado seguro con los mejores consejos para una sobresaliente actuación en el Campeonato Europeo de Natación Júnior, que se celebra estos días en el centro Mäkelänrinne de Helsinki, la capital de Finlandia. No es la primera vez que compite, ni la primera en la que seguro obtendrá excelentes resultados. Participó también en dicha competición en verano de 2008 en Bielorrusia.
Paradojas de la vida la princesa Estefanía, que siempre fue una apasionada de la natación y que, enamorada de este deporte y de todo aquello que tuviera que ver con él, sorprendió en el pasado haciendo sus pinitos como diseñadora de ropa de baño, podría haber encontrado ahora en su segunda hija a una de sus mejores clientas. Lo que sí ha ocurrido es que Paulina ha encontrado a su mejor admiradora en su madre, que no quiso perderse su participación y la animó fervientemente. Cuando la joven terminó el último salto se reunió con la Princesa, que la esparaba impaciente para comentar su actuación y se mostró muy orgullosa de ella. Una madre es una madre.