Carlota Casiraghi no pierde nunca el glamour. Ni lo olvida en las citas de gala en las que se le presupone -Baile de la Rosa, Fiesta Nacional de Mónaco, Baile de la Cruz Roja...-; ni lo abandona en las más informales que dan respiro a la etiqueta, ni tampoco lo deja atrás rezagado cuando monta a caballo y a todo galope. Lo lleva siempre consigo, como demostró el pasado fin de semana en el Global Champion Tour de Estoril. La amazona más bella del Principado de Mónaco paseó palmito por las instalaciones de la sexta sede del concurso hípico -le sucederán Chantilly y Valkenswaard antes de concluir el 29 de agosto en Río de Janeiro- y desplegó encanto. La hija de la princesa Carolina, gran apasionada de la hípica desde niña, compite patrocinada por la firma de moda Gucci, vinculada al caballo desde su fundación en 1921. Algunos de sus símbolos más emblemáticos –la embocadura del caballo o la cinta en rojo y verde- se han inspirado en el mundo ecuestre y se han convertido en sello de la casa. La estética combinó bien con los resultados. Carlota Casiraghi obtuvo en la prueba número cuatro del pasado viernes un meritorio cuarto puesto con 240 euros de premio a lomos de su equino Tintero. Pura sangre, puro glamour.