La Primera Dama de Mónaco ha vuelto. La princesa Carolina se ha trasladado a palacio tras su separación de Ernesto de Hannover y vuelve a reinar de nuevo en el Principado. Aunque estuvo algunos años alejada de la vida oficial, Carolina ha regresado más princesa que nunca y lo ha hecho como una soberana de la belleza y la elegancia. No son flores, aunque también las hubo. Así, en todo su esplendor, la vimos hace unos días junto al príncipe Alberto visitando la 43ª edición del Festival Internacional de las Flores que se celebra en Mónaco.
Ambos hermanos honraron un año más la memoria de su madre con la inauguración de la exposición floral. Y es que este Concurso Internacional, organizado por el Garden Club de Mónaco, fue fundado por la princesa Gracia –al igual que el Baile de la Rosa, Amade y el Ballet Clásico de Montecarlo- en 1968. Como presidenta de este galardón, la princesa Carolina recorrió una parte del inmenso pabellón y puso especial interés en los espacios dedicados a las nuevas y sofisticadas composiciones florales. Reinó la princesa Carolina, elegantísima con un favorecedor vestido azul petróleo abullonado al bies y a la última en todos sus complementos –gafas, zapatos, bolso y collar- y robó el protagonismo a su hermano, Alberto de Mónaco, que no estuvo esta vez acompañado por su novia, Charlene Wittstock. Una flor entre flores.