El glamour de Hermès ha vuelto a las competiciones ecuestres y, con el retorno de la marca francesa a la hípica, han regresado también a las gradas los aficionados al mundo del caballo más distinguidos. La exclusiva firma de moda, que tiene sus raíces en el estilo ecuestre, ha querido rescatar su esencia con un concurso de saltos, el Gran Premio de Hermès, para celebrar aspectos deportivos, artísticos y culturales de la hípica. El certamen reunió el pasado fin de semana en el Grand Palais de París a los mejores jinetes y a los grandes seguidores de este deporte, pero tuvo como protagonista a Carlota Casiraghi, que acudió con su amigo y entrenador, el jinete Thierry Rozier, hijo del campeón olímpico Marcel Rozier. La belleza, el atractivo y el chic francés muy Hermés (haciendo honor a la marca con trench y pañuelo de la firma) de la hija de Carolina de Mónaco la convirtieron en la estrella de este espectáculo.