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Los Grimaldi, encabezados por el príncipe Alberto, han celebrado juntos un año más el Día Nacional del Principado. Parece que el deseo de Raniero de Mónaco de ver unida a la familia, lo ha conseguido definitivamente su sucesor, Alberto II, que ha celebrado su quinta festividad nacional como soberano, arropado por sus hermanas y algunos de sus sobrinos, compareciendo todos como una gran piña ante los miles de ciudadanos monegascos en los actos programados.
Todos menos Ernesto de Hannover. La ausencia destacada del esposo de la princesa Carolina en la tradicional cita marcó la jornada y vino a confirmar la crisis que atraviesa la pareja. Hacen vidas separadas desde hace ya algún tiempo y, pese a que el servicio de prensa del Principado desmintiera en septiembre los rumores de separación, lo cierto es que la princesa Carolina ha abandonado el hogar conyugal en Fontainebleau, cerca de París, donde el príncipe Ernesto permanece; se ha mudado a Mónaco, donde ha escolarizado a su hija pequeña, y no se les ha vuelto a ver juntos. Hoy tampoco. Otra ausencia notable, si bien esperada, ha sido la de Charlenne Wittstock. La novia del príncipe Alberto no ha estado presente, ni lo estará en actos institucionales como este hasta que no se haga público su compromiso matrimonial. Un anuncio con el que se ha especulado en varias ocasiones y que, tras varios desmentidos del propio protagonista, sigue sin llegar.
La unión de los presentes ha llenado los vacíos. Después de asistir a una emotiva misa de acción de gracias en la catedral monegasca, Alberto de Mónaco se ha asomado al balcón principal del palacio de los Grimaldi para saludar al nutrido grupo de conciudadanos que ha acudido a felicitarle. Junto a él, las princesas Carolina y Estefanía, muy cercanas después de algún tiempo de tiranteces. El mismo cariño entre hermanos que demostraron sus sobrinos Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi y la princesa Alejandra.
El Principado de Mónaco continúa siendo en cada cita referente de Glamour con mayúscula. Como no podía ser de otra manera, esta ocasión tan especial no ha sido la excepción y las damas volvieron a hacer alarde de su elegancia. Cada una apostó por un estilo diferente, pero ambos con un denominador común: la exquisitez. La princesa Carolina, fiel a su estilo, volvió a lucir un look muy chanel con collar y pendientes de perlas incluidos, seña de la casa. Vistió para la ocasión un abrigo negro, ribeteado en marfil, a tono con el vestido y, como complementos, diadema negra, guantes marfil y zapatos bicolor de la exclusiva firma francesa. La princesa Estefanía optó por uno de los must de la temporada: el color gris. Lució un traje de chaqueta entallada a la cintura y complementos en negro.
Reinaron también Carlota, con un vestido negro estilo lady de Chanel y cinturón rojo burdeos, y la hija pequeña de la princesa Carolina, Alejandra, que se apuntó al estilismo familiar, con abrigo y vestido negros. Mientras que el príncipe Alberto vistió un traje militar de gala y Andrea y Pierre Casiraghi, sendos chaqués con chaleco y corbata en gris. Los festejos culminarán por la noche en la ópera de Montecarlo, con la Familia Real monegasca vestida de largo, y un castillo de fuegos artificiales en el puerto.