La propia protagonista, Maryam Sachs, ha desmentido el rumor que la relacionaba sentimentalmente con Ernesto de Hannover. Casada desde hace 30 años con el millonario Rolf Sachs, mantienen una amistad desde hace décadas con el marido de Carolina de Mónaco. Además, a raíz de contraer matrimonio Ernesto con la hija mayor del Príncipe Raniero, Maryam se convirtió en una de las mejores amigas de la Princesa. Los Sachs fueron unos de los invitados de honor a su enlace y también estuvieron presentes en algunos acontecimientos íntimos de los Grimaldi, como el funeral de Raniero de Mónaco. Hasta tal punto llega su amistad que Rolf Sachs es el padrino de Ernesto Augusto, el hijo mayor del Príncipe de Hannover y su ex esposa, Chantal Hochuli. Por su parte, Maryam es la madrina de la princesa Alejandra, la benjamina de Carolina.
Así pues, hace pocos días era el servicio de prensa del Palacio Grimaldi el que desmentía que Carolina y Ernesto se fuesen a separar: “Esas informaciones son totalmente inexactas y carentes de fundamento”, sentenciaba. Ahora es Maryam Sachs quien niega en el semanario francés Point de Vue su relación con el posible distanciamiento de los Príncipes de Hannover: "Yo sólo quiero decir que todo esto es fruto de una total invención. Es demasiado fácil relacionar hechos para decir lo que se quiere. Así pues, nosotros seguimos siendo amigos de Carolina y Ernesto después de 24 años. Nos vemos a menudo: comemos o cenamos juntos. Ahí está, la amistad es eso. Hay que dejar de escribir tantas tonterías y mentiras".
Por tanto, lo único que hay de cierto en esta historia es que la princesa Carolina y su esposo no comparten el hogar conyugal en la localidad de Fontainebleau. Ella se ha trasladado a Mónaco, donde ha matriculado en un colegio a su hija pequeña. Mientras tanto, en este cruce de rumores y desmentidos, el matrimonio Sachs intenta recuperar su tranquilidad habitual en compañía de sus tres hijos, Philipp, Frederick y Roya. Parece que lo único que comparten Maryam y Ernesto de Hannover es su asistencia al Baile de la Rosa de Mónaco y su gusto por veranear en la Costa Azul y la práctica de los deportes alpinos en los resort más selectos del mundo.