No sabemossi finalmente pasarán por la vicaría y aceptarán eso de estar juntos para toda la eternidad en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza... Por lo pronto, y prácticamente desde que hicieran público su amor, el príncipe Alberto y su novia, Charlene Wittstock, han accedido estar juntos en los actos oficiales y en los campeonatos de natación. En los compromisos de él y en los asuntos de ella. Después de verles juntos de vacaciones en Saint Tropez, inaugurando el Tour de Francia y en el Gran Premio de F1 de Mónaco, ahora la pareja ha asistido a las pruebas de natación celebradas en Roma, aunque sólo como espectadores.
Pese a que lleva algo más de un año retirada de la alta competición, no ha querido perderse la cita deportiva en la capital italiana. Charlene, que lució para la ocasión vestido suelto color topo, sandalias planas doradas y sombrero panamá, disfrutó de este deporte que tantas satisfacciones le ha proporcionado a lo largo de su trayectoria profesional, desde las gradas y acompañada por el Príncipe monegasco, vestido con un polo y un pantalón blanco y como su novia con sombrero panamá. Se conjuntaron en aficiones deportivas y en atuendos. Y, como siempre, Alberto y Charlene volvieron a prodigarse numerosas muestras de cariño.