En 1993 se le pidió a un juez que ordenara a Alberto proporcionar una muestra de sangre para presentarlas a una prueba de ADN. Y, en 1993, se le notificó, también, un mandato judicial tremendamente embarazoso, mientras asistía a una función en Nueva York para celebrar el décimo aniversario de la Fundación Princesa Grace.
Pero la causa no prosperó. Los poderosos abogados de Alberto fueron a los tribunales para alegar que las leyes de California no tenían autoridad para solicitar las muestras. Y otro juez les dio la razón, aunque Alberto ni confirmó ni negó que era el padre de Jazmín y reconoció, en los documentos judiciales que "Conocí a la demandante mientras estaba de vacaciones en Mónaco en julio de 1991".
Una vez desestimado el caso, Tamara se unió a una sociedad histórica que organizaba en ese momento una serie de recepciones para Alberto, en Wyoming, en agosto de 1993. Durante la visita, mientras los niños de la localidad le ofrecían flores, Tamara sostuvo a Jazmín entre sus brazos y gritó: "Alberto, saluda a tu hija".
Piden que se reconozca a Jazmín como hija legítima
McCormack, que obtuvo imágenes del encuentro, declaró: "Alberto palideció. Estaba claro como el agua que se conocían, porque Tamara no fue detenida. Por el contrario, sus ayudantes mantuvieron una conversación privada con ella ante mis ojos, y esa noche se le permitió que asistiera a una recepción.
Ahora, The Mail on Sunday hace saber que, tras la muerte del Príncipe Rainiero, los abogados que representan a Jazmín y a Rotolo han iniciado negociaciones con el nuevo Soberano monegasco y le piden que reconozca a la niña como hija legítima porque "Alberto Grimaldi es el padre de Jazmín Grace Grimaldi. Es el primer hombre con el que mantuve relaciones desde que me separé de mi marido, y es el único hombre con el que mantuve relaciones sexuales en el tiempo transcurrido entre mi separación y el nacimiento de mi hija", según el testimonio de Tamara.